La rebelión en el enclave de Bihac divide más a los musulmanes de Bosnia
Miles de personas apoyaron ayer en las calles de Bihac a su líder autonomista, Fikret Abdic. Así se consuma la rebelión en este enclave aislado, en el noroeste de Bosnia, contra las órdenes de Sarajevo y del presidente Alia Izetbegovic, que el martes impuso la ley marcial para frenar el intento secesionista de esta zona musulmana. Abdic condenó ayer el rechazo al plan de paz y acusó a Izetbegovic de "querer mandar a la muerte a otros 200.000 musulmanes". Tropas leales a Sarajevo dispararon ayer contra grupos de civiles sin causar víctimas. La revuelta de Bihac aviva el riesgo de enfrentamientos entre musulmanes.
"No hemos recibido nada de Sarajevo en 18 meses de guerra. Ni alimentos ni nada. No queremos vivir en un gueto. Queremos trabajar y vivir como personas normales", manifestó ayer Husein Sovic, un musulmán propietario de un bar en la localidad de Velika Kladusa, en Bihac. Estas opiniones son compartidas por los 300.000 habitantes de este enclave que ha permanecido rodeado durante los 18 meses de guerra por territorios serbios y croatas. Tras declarar la autonomía del resto de Bosnia el pasado lunes, las autoridades de Bihac han mantenido un pulso con el Gobierno central de Sarajevo.Manifestaciones de civiles se han sucedido en los últimos días en distintas localidades de Bihac para impedir que unidades del Quinto Cuerpo de Ejército de la Armija impongan la ley marcial. Fuentes policiales señalaron ayer a Reuter que 2.000 soldados de la Armija, hasta ahora fieles a Sarajevo, se habían pasado a las filas de Abdic. Este líder musulmán de Bihac ha pedido a los soldados que se insubordinen y desobedezcan a Izetbegovic y les promete a cambio un puesto seguro y un sueldo garantizado.
Por otra parte, el jefe militar de la Armija, Rasim Delic, ordenó ayer un alto el fuego a sus tropas que combaten contra las fuerzas croatas y musulmanas en el centro y en el sur de Bosnia-Herzegovina. Delic advirtió que el rechazo del Parlamento de Sarajevo al plan de paz internacional obligará a reanudar las negociaciones y a mantener el esfuerzo de guerra por parte de la población. Escéptica y desmoralizada, la población se apresta a resistir un nuevo invierno que amenaza con ser terrible.
Bombardeos sobre Sarajevo
Mientras los bombardeos serbios se reanudaban ayer en Sarajevo y causaban un muerto y 15 heridos, croatas y musulmanes mantenían esporádicos intercambios de fuego de mortero en Maglaj y en Vitez, en Bosnia central.
El rechazo musulmán al plan de paz el pasado miércoles puede causar una auténtica catástrofe humanitaria con numerosas víctimas por hambre o por frío durante el próximo invierno. El responsable de Asuntos Civiles de las Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas para la antigua Yugoslavia (Unprofor), Cedric Thornberry, manifestó ayer en Zagreb, capital de Croacia, que las perspectivas son muy sombrías para millones de personas. "En la actualidad nos encontramos al borde de un abismo", comentó gráficamente Thornberry, que reconoció las graves dificultades que se plantean en los próximos meses para la distribución de ayuda humanitaria.
Del lado serbio, el líder de Bosnia, Radovan Karadzic, manifestó ayer que revocan las concesiones territoriales realizadas a los musulmanes. "Propondré a Owen y Stoltenberg que nosotros sigamos nuestro propio camino. Como Estado debemos atender a los retos de la nueva época y queremos construir una sociedad nueva y libre", declaró Karadzic a Radio Belgrado.
El plan, auspiciado por los mediadores internacionales David Owen y Thorvald Stoltenberg, fue rechazado el miércoles en Sarajevo por una amplia mayoría de parlamentarios, así como por una asamblea de notables musulmanes.
Los diputados aprobaron el plan, siempre y cuando serbios y croatas devuelvan algunos territorios ocupados por la fuerza durante la guerra. Esta votación significa en la práctica un rechazo al plan porque esta petición resulta inaceptable para estos dos bandos en conflicto.
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