Nuevo ultimátum a los encerrados en el Parlamento
El Gobierno amenaza con "graves consecuencias" si los diputados no se entregan antes del 4 de octubre
El Gobierno ruso dio ayer un nuevo ultimátum a los parlamentarios y simpatizantes encerrados en la Casa Blanca: antes del 4 de octubre, lunes, deberán entregar las armas y abandonar el edificio y su zona circundante. Si así lo hacen, el Ejecutivo se compromete a no tomar represalias. De lo contrario, las consecuencias serán "graves". La exigencia va expresamente dirigida a Rusián Jasbulátov, presidente del Parlamento disuelto, y al ex vicepresidente Alexandr Rutskói, pero existen ya dudas de que estos dos personajes controlen realmente la situación en su limitado reducto y no hayan sido ya desbordados por los nazis armados que les apoyan, así como por el general Albert Makashov, dirigente del movimiento ultra Frente de Salvación Nacional.
El ultimátum gubernamental, dado a conocer ayer en un comunicado, evita utilizar términos que puedan irritar a los opositores y les garantiza que si entregan las armas el domingo, o antes, nadie incurrirá en responsabilidades penales, ni siquiera los que carecen de licencia de armas. También se garantiza la seguridad personal de los que se entreguen, así como la libertad de ejercer actividades sociales y políticas y de moverse libremente por el territorio de Rusia.El Gobierno asegura que hasta el lunes no va a tratar de forzar la salida de los encerrados, aunque, eso sí, subraya al final del texto que si no son cumplidas sus exigencias "habrá consecuencias graves", cuya "responsabilidad recaerá toda" sobre Jasbulátov y Rutskói. La nota anuncia asimismo que, en los tres días siguientes al abandono, un grupo de especialistas registrará a fondo el edificio para localizar las armas que pudieran quedar.
Dentro de la tendencia a suavizar la tensión, el Consejo de Seguridad encargó ayer al primer ministro, Víktor Chernomirdin, que negocie con representantes del Sóviet Supremo "para evitar que los acontecimientos se desarrollen dramáticamente en la Casa Blanca", según el comunicado oficial. Chernomirdin informó en la reunión que la situación en Rusia es "estable y está bajo control".
Cambios importantes
Tras ocho días de conflicto, sin embargo, la situación en el interior de la Casa Blanca parece haber experimentado cambios sustanciales. Tras el espectacular reforzamiento del cerco policial efectuado el martes, que comportó la práctica incomunicación de los encerrados con el exterior, la cifra de diputados que siguen dentro ha descendido. Según cifras gubernamentales, 430 personas abandonaron el edificio, pero Jasbulátov insiste en que son más de 500 los diputados que siguen encerrados.De las fuerzas armadas que han quedado con ellos en ese reducto, Serguéi Stepashin, hasta la crisis presidente del comité de Seguridad del Parlamento y ahora viceministro de Seguridad, declaró ayer al diario Trud que quedan entre 300 y 400 policías, a los que hay que sumar entre 120 y 130 nazis del grupo de Alexandr Barkashov y un grupo más reducido de voluntarios de distinta procedencia.
Al frente de esos efectivos parece haberse puesto el general retirado Albert Makashov, dirigente del movimiento ultra Frente de Salvación Nacional. Desde el balcón del Parlamento, Makashov arengó ayer a sus hombres para que disparasen contra cualquier policía que tratara de superar la línea fronteriza trazada por los defensores del Parlamento, según la agencia Interfax.
Los nazis están empezando a desempeñar un papel relevante en la crisis. Fueron militantes del partido de Barkashov, con sus brazaletes adornados por una cruz gamada distorsionada, los que se encargaron el martes de la seguridad durante la reunión que unos 150 parlamentarios celebraron en la sede municipal del distrito de Krasnaya Presnia, al no poder acceder a la Casa Blanca. Esa sede fue desalojada ayer por las fuerzas antidisturbios gubemamentales.
Tercera víctima mortal
La crisis que se ha desencadenado tras la disolución del Parlamento por parte de Yeltsin se cobró ayer la tercera víctima mortal. Al policía y a la anciana que fallecieron el jueves pasado se sumó en la madrugada de ayer el teniente coronel de la policía VIadimir Reshtuk, que murió en el hospital después de ser atropellado cuando dirigía, sobre las 10 de la noche del martes, la retirada de una barricada formada por trolebuses y coches.Los enfrentamientos del martes, primer día de impermeabilización de los accesos a la Casa Blanca, se reprodujeron ayer a partir del mediodía, entre varios millares de partidarios del Parlamento, que en algunos momentos recurrieron al lanzamiento de piedras y botellas, y las fuerzas antidisturbios.
Por otra parte, Alexandr Rutskoi, elegido presidente de Rusia por el Parlamento, se dirigió ayer al secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali para denunciar el "bloqueo" de la institución disuelta por el decreto del presidente Borís Yeltsin. Dentro de los intentos de mediación los diputados sitiados aprobaron ayer pedir la mediación del jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Alexis II, en sus negociaciones con Yeltsin.
Kózirev: "No emplearemos violencia"
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Andréi Kózirev, ofreció ayer garantías a Estados Unidos de que la situación en la sede del Parlamento en Moscú será resuelta "sin usar la fuerza". El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, se había manifestado previamente preocupado por el peligro de que la crisis rusa degenere en violaciones de los derechos humanos de los opositores de Borís Yeltsin.Es un asunto interno y lo resolveremos sin usar la fuerza. No hay ninguna intención de emplear la violencia", dijo Kózirev. El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, reiteró ayer en su entrevista con el jefe de la diplomacia rusa su apoyo a las reformas y al calendario electoral.
Con la declaración de Kózirev, el Gobierno ruso trata de calmar los ánimos del Ejecutivo norteamericano, que, desde hace varios días, viene advirtiendo discretamente que no aprobaría un asalto violento del Parlamento, donde están el vicepresidente Alexander Rutskói, y sus seguidores.
Christopher dijo que varios funcionarios rusos habían prometido a Estados Unidos que la crisis se resolvería "de acuerdo a los valores democráticos y los derechos humanos".
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