Ligera mejoría
Con más de un 50% de barceloneses en el concurso, y casi la totalidad de finalistas, la danza catalana mostró una vez más su supremacía. No han sido excepcionales, pero ganaron. Otros no pasaron a la final, como Juan Aparicio con Una navaja en la garganta de Mar, donde había poca danza pero sí excelente dramaturgia y el desparpajo que tanto falta en la timorata nueva danza española, que a fuerza de querer ser original a toda costa sigue navegando sin rumbo.Muy interesantes El secreto de Inés de Celestino Fernández, un asturiano que reside en París y trabaja seriamente, así como el cuarteto Réves perdus de los madrileños Emilio Urbina y Rafael Pardillo, con los mejores vestuario y puesta en escena de todo el evento. Tampoco ellos tuvieron laureles, pero hay que acatar las decisiones del jurado, que tuvo largas deliberaciones.
Certamen Coreográfico de Madrid
Escultores del tiempo: Bebeto Cidra (I premio); Háblame como la lluvia: Carlos Ovares (II premio); Coger aire y pensar: Susana Castro y Amalia Cabezas (III premio). Sala Olimpia, Madrid. 24 de septiembre.
De los vencedores destacan Amalia Cabezas y Susana Castro, excelentes en busca de profundizar el sentido del baile con un movimiento sobrio y concentrado. La pieza de Bebeto,. Cidra, muy ligada y con sentido espacial, no culmina en obra coreográfica, se queda en ejercicios bien hilvanados, mientras Carlos Ovares posee un cierto lirismo personal y su paso a dos quiere ser circular sin conseguirlo.
Vulgares sin embargo las piezas de Carmelo Fernández y Chevi Muraday, que recibieron becas para Carolina del Norte y Londres, respectivamente. Así las cosas hay que preguntarse si el certamen tiene razón de seguir existiendo en su formato actual.