Steven Berkoffs: "Intento morder la yugular de la sociedad británica"
El actor inglés presenta hoy en Madrid tres monólogos sobre la obsesión
Steven Berkoff es uno de los más conflictivos personajes del teatro británico. Actor, director y autor teatral, ha creado un estilo que divide a la crítica y al público. El Festival de Otoño ha programado una única actuación de Berkoff en Madrid, que presenta hoy su espectáculo One man (Un hombre), basado en tres monólogos sobre la obsesión. Los temas incisivos que caracterizan su obra lo llevan a afirmar: "Intento morder la yugular de la sociedad británica".
Steven Berkoff es sobre todo un estilista. Usa todo el cuerpo para expresarse y ocupa el escenario entero con Sus movimientos. Para él la gestualidad es una parte esencial de la actuación. "Con el uso del mimo uno se libera a si mismo como actor y se hace más inventivo. Lo que hace el naturalismo es restringir el potencial expresivo de la representación", afirma."El trabajo con el cuerpo libera al actor, aunque la voz también es muy exigente. Lo que ha hecho el ejercicio de la parte física es dejar salir la energía de la clase trabajadora, es marxista le puede decir que el texto puro es burgués, porque el burgués ha censurado su parte física. No del todo, pero cuando crearon artes físicas, como el ballet, lo hicieron regulándolo todo muy exactamente. La clase trabajadora se liberó por medio de la invención espontánea, como las sambas de Brasil, el break dance en Estados Unidos, o antes en la Comedia del Arte en Italia o el mimo. Los grandes textos vienen de la universidad. Hay un enfrentamiento entre ambos elementos y yo trato de unirlos en la escena".
La actuación de Berkoff pone el acento en el movimiento y el gesto. Empuja este estilo hasta tal punto que ha sido considerado muchas veces como exageración o sobreactuación. "Si, trato de estirar la actuación hasta la exageración. Intento llegar lo más lejos posible para alcanzar una plasticidad. Cuando sobrepasas los límites siempre llegas más, lejos y te encuentras con lo inesperado, que es algo que puedes incorporar a la obra. Es por eso que yo uso siempre la exageración y la distorsión, es algo que te libera e invita a explorar tu inconsciente. Y en ese sentido es una revelación. Si lo detienes nunca descubrirás esas áreas, será siempre un área vedada en ti".
La obra que representa esta noche en el teatro Albéniz de Madrid es, por eso, un muestrario de técnicas teatrales. "One man está compuesta por tres partes que representan tres estilos de actuación. En realidad es una demostración de técnicas, una especie de alfabeto del teatro europeo, de cabaré", afirma.
"La primera tiene un tratamiento clásico y está basada en un relato de Edgar Allan Poe. Es la forma de contar una historia usando la voz y el cuerpo para dar forma a la historia, es como pintarla fisicamente".
"La segunda es una historia contemporánea, pero en la que se cuenta la historia a través de ciertas disciplinas como el mimo. Se centra en una situación de desamparo y falta de esperanza".
"La tercera también sé expresa a través del mimo, pero combinada con algo de Comedia dellarte, un poco al estilo de los dibujos animados combinada con un lenguaje muy crudo".
Hay un hilo conductor entre estas tres piezas: la obsesión. "La primera está basada en la locura, y el personaje mata lo que le obsesiona. La segunda está anclada en la destrucción de la personalidad del actor, que solo vive los personajes que se le permite representar. El tercero es un khooligan que vive obsesionado con la explosión de los sentidos. Desea destruir colmando sus deseos y eso es una forma de fascismo".
La crítica a la sociedad británica es uno de sus temas recurrentes. "Todo mi trabajo ha estado relacionado con el clima político y psicológico de Gran Bretaña. Intento morder la yugular de la sociedad británica. Mi teatro actua a veces como una lavativa o un purgante".
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