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Bill Clinton pone la sanidad al alcance de todos los norteamericanos

El presidente de EE UU presenta en un otivo discurso su reforma sanitaria'

Antonio Caño
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Oportuno y necesario

."Esta noche, todos juntos vamos a escribir un capítulo de la historia americana... Es hora de arreglar un sistema sanitario que está fatalmente destruído... Después de décadas de falsos intentos tenemos que marcarnos como la más urgente prioridad el dar a cada norteamericano atención sanitaria, atención sanitaria siempre, atención sanitaria de la que nunca más se le pueda privar", dijo Bill Clinton, en uno de los discurso más profundos y de más poder comunicativo que haya pronunciado en su vida.

Bill Clinton supo tocar el corazón de los norteamericanos, e inmediatamente encontró encuestas que anucian que un 60% de la población está dispuesta a los sacrificios que exige este plan -más impuestos- para permitir la reforma de un sistema sanitario que el presidente describió como "el más caro, el más derrochador, el más burocrático y el más ineficaz del mundo".

El plan sanitario del que Hillary Rodham -la estrella de la noche en el Capitolio- es autora será ahora discutido por el Parlamento en un largo y dificil debate que se prolongará, al menos, durante un año. Clinton emplazó a los diputados a que "antes de que concluya el próximo ciclo legislativo (el próximo verano) ustedes habrán aprobado y yo habré firmado un proyecto que pondrá la sanidad al alcance de todos los norteamericanos".

Reelección

Ya se ha demostrado antes que Clinton es un presidente muy dado a marcarse plazos y violarlos después. Del cumplimiento de este puede depender su reelección. Si Clinton llega al final de su primer mandato en 1996 con un convincente plan sanitario en marcha será muy dificil de batir, independientemente de lo que pase en Rusia, en Oriente Próximo o en Bosnia.

El concepto de atención universal, que es el eje de la reforma de Clinton, fue presentado de tal forma por el presidente que deja a la oposición republicana en una posición muy difícil. Para los republicanos, la financiación de ese plan por medio de mayores aportaciones de las empresas provocará el hundimiento de muchos negocios y aumentará el desempleo.

En varios momentos de su discurso expuso su disposición a ser flexible en la negociación de los términos concretos del plan, no de sus principios. Dijo-saber que estaba acometiendo una de las mayores revoluciones abordadas nunca por EE UU y admitió que su programa afecta a una séptima parte del total de la economía norteamericana. Pero recordó que "este país atraviesa por momentos de cambio en los que los milagros son posibles". Clinton mencionó las transformaciones ocurridas en el mundo en los últimos años y añadió: "Ahora es nuestro turno de apoyar a la libertad, a la libertad de los norteamericanos de vivir sin miedo del sistema de sanidad de su propio país".

Menos violencia

Clinton, hijo de una enfermera, explicó que la cobertura universal del sistema sanitario puede al principio provocar un aumento del presupuesto de salud, pero aseguró que, a medio plazo, permitirá ahorrar decenas del miles de millones de dólares, ya que la mayor aplicación de medicina preventiva evitará los elevadísimos costes de la cirugía de urgencias, que es donde ahora se tratan las personas sin seguros.

Bill Clinton advirtió que la reforma que pretende no sólo exigirá sacrificios a los que más dinero ganan, sino que demandará también un gran cambio de mentalidad y de política en todos los estamentos de la sociedad. El presidente mencionó como ejemplo que una de las causas que aumentan desorbitadamente los costes sanitarias es la violencia. "Este es el único país del mundo en el que los adolescentes van por las calles con armas semiautomáticas más potentes que las de la policía", dijo.

En cuanto a las formas de financiación del programa, una de ellas, según dijo Clinton, es el aumento de los impuestos al tabaco, aunque no al alcohol. Otras son la fijación de un límite por encima del cual no podrán cobrar las agencias de seguros médicos y la obligación a los empresarios a contribuir al pago de los seguros de sus empleados. Las empresas con más de 50 trabajadores pagarán el 80% de los costes, mientras que las más pequeñas aportarán el 50%, El Gobierno ha previsto una forma de subvención para los pequeños negocios. Sin embargo, el principal capítulo de financiación vendrá del ahorro por la simplificación del sistema sanitario.

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