Solana supedita la ampliación de la CE a una reforma institucional previa
El ministro español de Asuntos Exteriores, Javier Solana, afirmó ayer, por primera vez, que la Comunidad Europea (CE) no debe ampliarse a nuevos miembros -Austria, Suecia, Finlandia y Noruega son candidatos al ingreso inmediato- sin previamente reformar sus instutuciones para garantizar el eficaz funcionamiento y preservar los actuales equilibrios entre Estados miembros grandes y pequeños y entre países septentrionales y meridionales."Es impensable que la CE pueda seguir trabajando con los actuales mecanismos y con más socios", declaró ayer el jefe de la diplomacia española en un desayuno con un grupo de periodistas. La ampliación y el mantenimiento de las actuales instituciones son "difícilmente compatibles", añadió.
Solana tomó así parte en el incipiente debate entre los Doce sobre la oportunidad de llevar a cabo una reforma de las instituciones comunitarias, fundamentalmente en el Consejo de Ministros, antes de acoger a nuevos miembros. La discusión enfrenta a los Estados grandes, encabezados por Francia, con los pequeños. Los primeros temen que, gracias a la adhesión de nuevos socios, los países menores acaben dominando la CE.
A pesar de ello, fue el titular de Exteriores de un Estado pequeño, el belga Willy Claes, el que introdujo el debate sobre la reforma en la reunión ministerial informal que presidió el 11 y 12 de este mes. París pretende que la cumbre extraordinaria de los Doce, prevista para el mes próximo, otorgue a los ministros un mandato para que se pongan a trabajar sobre el tema.
La población
Para evitar precisamente que los pequeños impongan su ley, Solana expresó el deseo de que en la ponderación del voto en el Consejo de Ministros "el parámetro de la población de cada país cuente más". Actualmente, Alemania dispone de un voto por cada 8 millones de habitantes, España de uno. por cada 4,8 millones y Luxemburgo de uno por cada 200.000.
El objetivo español al preconizar esta reforma es, según el ministro, "preservar los actuales equilibrios en el seno de una, CE ampliada" o, dicho en otros términos, impedir que, tras la incorporación de países con sensibilidad nórdica, los países mediterráneos puedan ser fácilmente puestos en minoría.
Aún así, Solana estimó que la reforma que preconiza no se podía "hacer de espaldas" a los cuatro candidatos a la adhesión.
En consecuencia, abogó por desarrollar la reforma en dos etapas. La primera se llevaría a cabo entre los Doce, antes del ingreso de los nuevos miembros previsto para el 1 de enero de 1995 pero que, probablemente, se retrasará un año. La segunda, demayor envergadura, se haría ya entre los 16 miembros de la futura CE en el marco de la conferencia intergubernamental convocada para poner al día el Tratado de Maastricht.
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