Jordi Pujol acusa al Gobierno de vaguedad en asuntos autonómicos

El presidente de la Generalitat y de Convergéncia Democrática (CDC), Jordi Pujol, expresó ayer públicamente sus quejas por la actuación del Ejecutivo socialista y recriminó que tanto en los asuntos económicos como en los autonómicos el Gobierno se mueva "con una gran vagedad". Pujol que informó al Consejo Nacional de CDC del estado de las negociaciones entre Convergéncia i Unió y el PSOE precisó que su actitud y la de su partido era la de "estar expectantes", y que la situación era "muy abierta". "No sabemos cuál será el resultado final", señaló.La actitud de Jordi Pujol ante el Consejo Nacional de Convergéncia Democrática fue de una extraordinaria cautela, que justificó afirmando que la posición del Gobierno en la negociación exige saber a ciencia cierta cómo concluirán las conversaciones. Pujol reveló que el Gobierno y los nacionalistas están negociando a la vez que los Presupuestos Generales del Estado y el traspaso del 15% del IRPF "el giro en la política autonómica que reclamamos desde hace tiempo".

Diferentes dirigentes del Consejo Nacional recordaron que la posición del partido nacionalista en el traspaso del 15% del IRPF no podía ser de aceptación si no cumplía una serie de requisitos. Pujol se extendió en esta cuestión y confesó que la impresión que tenía era que al Gobierno le daba "desidia y pereza" abordar el traspaso del 15% del IRPF y trataba la corresponsabilidad fiscal sin ánimo de encontrar una solución aceptable para CiU.

El presidente catalán recriminó al PP, al que no citó, que actuara "con poca prudencia" en todo lo que respecta a Cataluña y que se echara atrás en la cesión del 15% del IRPF cuando lo había incorporado a su programa electoral. "Utiliza argumentos de insolidaridad y egoísmo que afectan seriamente a la convivencia en España", adujo.

Pujol dijo que la utilización de la normalización lingüística "hace daño y resquebraja la convivencia en el conjunto del Estado", y añadió que se mostraba dolido por esta posición y que el PP, al introducir como elemento de confrontación el tema de la lengua, planteaba un conflicto inexistente.