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Alemania mira al este

La reunificación y la apertura de los antiguos países comunistas relega la apuesta por la moneda unica europea

Javier Moreno

Con un buen acuario todo el mundo sabe hacer una sopa de pescado. Lo contrario, reconstruir un acuario a partir de una sopa de pescado, es bastante más dificil. La antigua República Democrática Alemana es el caldo con el que los dirigentes políticos alemanes se están indigestando. La imagen la proporcionaba Friedhelm Ost, presidente de la Comisión de Economía del Parlamento alemán, en una conversación con periodistas españoles en Bonn. De los 478.000 millones de marcos (unos 38,2 billones de pesetas) del presupuestó alemán, 120.000 millones son transferencias netas a la ex RDA.La inmensa tarea que supone digerir los cinco nuevos länder (Estados federales), la visión del inmenso valle de posibilidades que se ha abierto entre Berlín y Moscú y los cada vez más notorios roces con sus socios comunitarios están provocando que la CDU, la Unión Cristiano Demócrata del canciller Helmut Kohl, pierda poco a poco su fe comunitaria. El proyecto de moneda única para Europa puede ser la primera víctima.

"Personalmente, soy escéptico respecto a la moneda única, y creo que la mayoría de los diputados de la CDU, secretamente, tampoco creen en ella". La rotundidad de la opinión de Klaus Jürgen Hedrich, diputado del partido de Kohl en el Bundestag, el Parlamento federal, sobre el futuro de la unión monetaria contrasta con la proclamada fe europeísta del canciller.

¿Por qué el partido en el poder no se rebela entonces contra su jefe? Según Hedrich, porque la actual crisis por la que atraviesa Alemania desaconseja enfrentamientos sobre temas que no sean absolutamente candentes. Y la Unión Monetaria y Económica de la CE no parece ya serlo, después de que el propio Kohl sugiriese que todo el proceso bien podría sufrir un retraso de un par de años. Una opinión que sirvió para tranquilizar, en primer lugar, a sus propias huestes.

Las declaraciones de Kohl no hicieron más que sancionar a nivel político la realidad: en Europa no sólo son los políticos los que hacen política. La negativa del Bundesbank a reducir sus tipos de interés el 29 de julio, en su última reunión antes de las vacaciones estivales, provocó la crisis final del Sistema Monetario Europeo (SME). La nueva banda de fluctuación del 15% de que disfrutan las monedas en el sistema desde entonces impide, según el espíritu de Maastricht, proseguir con la unión monetaria en los plazos previstos.

El sueño de los justos

"Va a costar mucho más de lo que se piensa volver a las bandas estrechas [del SME]", según fuentes de la dirección del Bundesbank en el land de Berlín. Sin bandas estrechas -es decir, sin estabilidad de tipos de cambio-, cualquier proyecto de moneda única o de unión monetaria tendrá que dormir el sueño de los justos hasta bien entrado el siglo que viene.

Las priioridades, por lo tanto, han cambiado. Destacados miembros de la CDU comienzan a expresar en voz alta sus discrepancias respecto a la firme posición alemana de compromiso con el proceso de unión monetaria. "La unión política y de seguridad tiene prioridad sobre la económica", afirma el presidente de la Comisión Económica del Parlamento alemán, Ost.

Para el portavoz del grupo parlamentario de la CDU en el Bundestag, Karl Lamers, "los vecinos de Alemania está n resentidos por la situación dominante de Alemania y el Bundesbank tras la reunificación". Las discusiones que se avecinan entre Francia y la RFA sobre el capítulo agrícola, y en general sobre la liberalización del comercio mundial, no parece que puedan contribuir a calmar los ánimos.

"Los últimos coletazos causarán irritaciones", dice Bernd Schinidbauer, ministro de la Cancillería, hablando de las fricciones con Francia, que exige el apoyo de la CE para revisar el acuerdo agrícola con EE UU.

La crisis amenaza con explotar precisamente hoy, durante el Consejo de Ministros de Exteriores y Agricultura de la CE, a pesar de que, como confirma Schmidbauer, Alemania y Francia llevan discutiendo sobre el acuerdo de Blair House, en reuniones confidenciales, desde el 1 de septiembre. Aparentemente sin ningún resultado: los intereses son demasiado divergentes "Los amigos franceses quieren erigir un muro de protección en Europa. Pero Europa es muy pequeña. Necesitamos el mercado mundial", dice Friedhelm Ost Todos los dirigentes de la CDU consultados coinciden en señalar que el capítulo agrícola -y el eventual bloqueo de las conversaciones del GATT- son casus belli con Francia.

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