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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Por el abandono a la melancolía

Cesaria Evora

Cesaria Evora (voz), Paulino Vieira

(piano), Toy Vieira (guitarra sollsta), Osvaldo Dias (guitarra española,

guitarra de 12 cuerdas), Armando Tito (cavaquinho). 500 personas. Precio:

3.000 pesetas. Sala Caracol. Madrid, hasta el 19 de septiembre.

En apenas un año, Cesaria Evora ha salido de los cafetines de Cabo Verde para convertirse en objeto de culto de los iniciados europeos. A sus 51 años, ha pasado de los tugurios del puerto de Mindela a los festivales de jazz de Montreux y Niza; a conseguir un disco de oro en Francia (100.000 ejemplares vendidos)- y una docena de miles en España. Su último trabajo, Miss perfumado, ha sido una semilla que ha prendido rápidamente en un público que busca en aires populares una ventana por donde escaparse de lo trillado.

Con Miss perfumado bajo el brazo se presentó Cesaria Evora en la sala Caracol de Madrid. Las canciones de la Evora son para degustar en soledad, porque la definición de melancolía como tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre el que la padece gusto en nada, enmarca perfectamente su personalidad y su música.

La melancolía traducida a la música puede ser el fado portugués y también la morna caboverdiana. Dos estilos hermanos, expresados uno con desgarro, el otro con desgana. La morna de Cesaria Evora es una canción arrastrada, nunca entregada. Una canción que se une a su lejana Lisboa en la intención musical y a su cercano Senegal en la galvana vital, tan escéptica, tan pasada.

Con el corazón europeo, Cesaria Evora puede resultar fría e inexpresiva. Con el africano debe- ser diferente. Intentar desvelar el aura de misterio que desprenden los discos de la Evora puede llevar a la decepción, porque los sentimientos que nacen del alma popular hay que tomarlos como son: dejándose llevar.

Y entre mornas y coladeiras (temas similares pero con un ritmo más rápido) transcurrió el primero de los tres recitales (hoy termina) de Cesaria Evora en Madrid. La sonorización de los cuatro músicos acompañantes no tuvo esa enorme sutileza de sus discos, aunque son excelentes instrumentistas de esencia tradicional. El ambiente de instrumentos de cuerda (guitarras acústicas y cavaquinho) con el piano arropa con gran elegancia la voz de la Evora, que estuvo impecable.

Centró su repertorio en Miss perfumado, con una brillantez especial cuando, en la parte central, interpretó Angola y Sodade, dos canciones que se desmarcan de la monotonía que barniza su repertorio. Y el público entendió al final las claves de la música de Cabo Verde, bien, alejada de lo habitual, cuando se dejó llevar por el abandono a la melancolía.

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