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Entrevista:

"Necesitamos a la OTAN para garantizar la estabilidad en la región

Hungría y Centroeuropa necesitan garantías de la OTAN durante el periodo transitorio hacia su plena integración en la Alianza Atlántica, según el ministro húngaro de Exteriores, Geza Jezsensky, quien teme los peligros del resurgimiento del ultranacionalismo violento y la creciente inestabilidad allende sus fronteras.

ENVIADO ESPECIALEl ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Geza Jezsensky, advierte que en varios países vecinos se están produciendo evoluciones políticas y sociales preocupantes y que, por ello, Occidente debe tomar medidas para garantizar la seguridad de aquellos países centroeuropeos que pueden demostrar al Este que la transición del comunismo a una sociedad libre y próspera es posible.

Jezsensky achacó parte del deterioro de la seguridad en el Este a la política de la comunidad internacional respecto a la guerra de los Balcanes.

"Lo que se ha permitido en los Balcanes no sólo es algo terrible, cuyos precedentes hay que buscarlos remontándose, no ya a la guerra mundial, sino a la Edad Media, a la invasión de los tártaros", comenta durante una conversación con EL PAÍS en Budapest. "Es terrible también porque se ha animado a esa política de hechos consumados. El mensaje que queda es que se está dispuesto a aceptar que se consigan ventajas por medio de la fuerza".

Hungría tiene serios problemas con tres de sus siete vecinos (Rumania, Eslovaquia y Serbia), los que albergan las principales minorías húngaras fuera de su territorio. Su Gobierno está especialmente preocupado por la suerte de los húngaros en Serbia.

"Los húngaros, en la Vojvodina [en el norte de Serbia] están en grave peligro de ser víctimas de una nueva oleada de limpieza étnica. Una vez tranquilizados los frentes de Bosnia, las bandas serbias cuya forma de vida ya se basa en el asesinato, el robo y la extorsión, se dirigirán a la Vojvodina, más rica que el Sur, donde algunos creen ver el peligro inminente. Los albaneses de Kosovo son pobres, pero en la Vojvodina todavía hay algo que robar, es rica y, por tanto, atractiva para éstos".

Según el ministro, el gran peligro para Hungría no está en una invasión directa por parte de sus vecinos, todos mejor armados que este país al que la URSS, debido a la experiencia del levantamiento de 1956, nunca permitió después mantener un ejército en mínimas condiciones. "No se fiaban de nosotros, y por eso estamos peor armados que Eslovaquia, pongo por ejemplo. Todo nuestro concepto de defensa se basa en poder frenar a unas supuestas fuerzas invasoras durante horas, o quizá días, hasta que la comunidad internacional acuda en nuestra ayuda. Lo que se ha dicho que era un rearme nuestro no es sino un acuerdo con Rusia por el que nos paga con aviones de combate la deuda que tenía con nosotros. Salvo en carros de combate, en el resto de armamento estamos muy lejos de los límites que nos permiten los acuerdos sobre armas convencionales".

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"Pero nuestra principal preocupación está en la posibilidad de la llegada de una oleada de refugiados de países vecinos. Nuestra economía difícilmente podría soportarlo. La comunidad internacional tiene que evitarlo. Por eso hay que presionar a todos los países a respetar los derechos de las minorías para que éstas se queden en sus hogares, allá donde estén".

"Nosotros necesitamos a la OTAN no sólo para defendernos, sino para garantizar el proyecto de estabilidad en la región. Nuestro objetivo fundamental es la integración en la Comunidad Europea, pero eso está aún lejos, más allá del año 2000, y nosotros necesitamos la estabilidad ahora".

Jezsensky se mostró confiado de que los últimos gestos conciliadores de Bucarest auguren una cierta mejoría en las relaciones bilaterales, siempre viciadas por el contencioso de la minoría húngara en Transilvania, territorio que fue húngaro hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Rumania acusa a Hungría de querer revisar el Tratado de Trianón, que daba a Bucarest aquellas tierras. "No tenemos un contencioso fronterizo con Rumania. Ése es un problema inventado en Rumania; no quiero entrar a especular por quién. Hay un tratado de paz y es válido. Pero es una pena que el clima antihúngaro en Rumania nos hiciera perder la gran ocasión para una reconciliación que hubo tras la caída de Ceaucescu. Hubiera podido ser como la franco-alemana. Pero la política hacia la minoría húngara sigue siendo de discriminación". El ministro se manifestó convencido de que su integración en la OTAN no pondrá en peligro las reformas en Rusia como dicen algunos, sino que, por el contrario, las fomentará. Demostrará el fracaso de las fuerzas nostálgicas del imperio, hará avanzar hacia el Este la zona de estabilidad y garantizará así los mercados del Este, tan útiles para superar la actual recesión en la CE. Todo esto se debe hacer no contra Rusia, sino con ella, implicándola y creando confianza en el proceso en la propia Rusia".

De no tomarse estas medidas, Jezsensky teme un aumento de la inestabilidad en toda la región y, sobre todo, de las fuerzas agresivas que emanan de la crisis, ante todo, el ultranacionalismo totalitario. "La pobreza engendra intolerancia, estupidez y nostalgia. Protegiendo nuestra estabilidad se envía a todo el Este el mensaje de que los cambios a mejor son posibles".

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