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Los Doce quieren seguir la Unión Monetaria, pero plantean revisar programas y plazos de la convergencia

Lluís Bassets

La Unión Monetaria Europea y sus polémicos programas de convergencia económica, principalmente la limitación del déficit público, deben seguir en el centro de la política europea, según expresaron con rotundidad los ministros de Economía de los Doce, que se reunieron ayer por primera vez después del relajamiento de la banda de fluctuación dentro del SIVÍE (Sistema Monetario Europeo). Varios ministros reconocieron que ya no son válidos ni los calendarios ni los criterios de convergencia, aunque el ministro español Pedro Solbes precisó que "se mantienen los objetivos".

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El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas valoró positivamente los efectos de la nueva banda de fluctuación de las monedas (+ / - 15%) aprobada en la madrugada del 2 de agosto y reiteró la voluntad de poner en marcha el Instituto Monetario Europeo y la segunda fase de la UEM el 1 de enero próximo.El debate de mayor interés del Ecofin se celebró ayer ante las cámaras de televisión y pudo seguirse en circuito cerrado dentro del edificio Carlomagno que alberga el Consejo de Ministros de la CE. Aunque la nueva banda de fluctuación ha dado lugar ya a una divergencia máxima entre el marco alemán y la corona danesa de 8,72 puntos, más de la mitad del 15% de la nueva banda, el ministro belga y presidente de turno del Consejo, Philippe Maystadt, aseguró que la reforma ha sido eficaz, por cuanto ha terminado con la especulación monetaria y ha permitido que empezara el descenso en los tipos de interés.

Maystdat aseguró -que la instalación del Instituto Monetario Europeo (IME), el próximo 1 de enero, servirá para reforzar la cooperación de las políticas económicas y hacer funcionar mejor el SME. El ministro belga aseguró precisamente que no es posible ni mantenerse inactivos ni regresar a la situación anterior al 2 de agosto. La creación del Instituto "es una cuestión de credibilidad", afirmó.

El ministro español, Pedro Solbes, reconoció en la sesión pública que "el proceso de convergencia exigido por el Tratado de la Unión no sólo no ha avanzado sino que incluso ha retrocedido". El ministro español dejó constancia de que "ha disminuido el número de países que satisfacen el criterio de dédicit público". En rueda de prensa posterior utilizó como ejemplo el programa español, que preveía un déficit público del 1% para 1996, mientras que si se consigue alcanzar el 3% será ya todo un éxito.

"Me preocupa que presionados por los acontecimientos a corto plazo desconfiemos de la bondad y viabilidad de nuestro proyecto a medio plazo", dijo Solbes. Solbes aseguró que si se abandonaran los esfuerzos de convergencia o se cuestiona el Tratado en favor de otros objetivos a corto plazo "pronto nos encontraríamos lamentándonos por haber sacrificado lo que quizás sea nuestra gran oportunidad histórica para afianzar el proyecto europeo".

Solbes pidió una mayor vigilancia multilateral y sistemas de detección de los comportamientos incompatibles con la convergencia, y expresó también su preocupación por un buen aprovechamiento de la bajada de los tipos de interés, que "no debe traducirse en un siniple impulso nominal del gasto", sino que debe utilizarse para la creación de empleo.

El debate sobre la creación de puestos de trabajo se está convirtiendo en el tema recurrente de todos los consejos. Los ministros de Economía adelantaron ayer algunas de las ideas que se están barajando con el objetivo de aprobar en diciembre un programa de creación de puestos de trabajo y de reactivación, en forma de Libro Blanco. Una mayor flexibilidad del mercado de trabajo, la contención salarial, la limitación del gasto público y el aligeramiento de las cargas fiscales y sociales sobre el trabajo fueron las fórmulas más mencionadas por los ministros.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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