_
_
_
_
FERIA DE ARGANDA

Un corridón sin pitones

La novillada era un corridón pero no tenía pitones. Un corridón sin pitones: ioh, que contrasentido, que inexplicable contrariedad! Los aficionados se hacían lenguas del trapío, del cuajo, de la cara guapa, de la casta, de la bravura, de la nobleza que sacaban los Buendía-Santa Coloma, y luego había más que palabras por sus cornamentas escasas, incluso cornamentas inexistentes, pitones perdidos quién sabe dónde.Los pitones no son cosa que se pierda fácilmente. Cualquiera se puede dejar olvidado el el mechero en la barra del bar, el bolígrafo en la ventanilla del banco, la cartera por cima del reverbero, pero nadie deja los pitones en cualquier parte. Toros y novillos lo saben bien. A un toro o a un novillo, para que vaya por la vida sin pitones, hay que quitárselos, y además no a la rebatiña, no diciéndole "Mire, Getafe", y mientras mira Getafe, tomárselos al dos. Antes al contrario, es preciso conducirlo engañado a donde hay cajón que llaman de curas (cuando en realidad es de alevosías), adormecerlo, cortárle las astas, limárselas y embadurnárselas luego, para disimular el estropicio.

Buendía / Madrileño, García, Carrión

Novillos de Joaquín Buendía, con trapío, aunque pobrísimos y sospechosos de pitones; encastados, bravos y nobles; 5o, premiado con vuelta al ruedo.El Madrileño: media (oreja); cinco pinchazos bajos -aviso- pinchazo, media y descabello (silencio). Juan Carlos García: estocada (oreja); pinchazo atravesado y estocada caída, ambos perdiendo la muleta (dos orejas); salió a hombros. Manolo Carrión: metisaca bajísimo, bajonazo y rueda de peones (oreja); estocada tendida (ovación). Plaza de Arganda del Rey, 13 de septiembre. Sexto y último festejo de feria. Lleno.

Un dolor y una salvajada, naturalmente. Pero un dolor y una salvajada que se acentúan si estas manipulaciones se les hacen a toros de casta, a toros bravos, a toros nobles, a toros de bella estampa. Y así eran los santacolomas: novillos-toros con trapío y encastada nobleza, mutilados de pitón. Nadie dice que se los cortaran, limaran y embadurnaran, aunque lo parecía, y a la afición conspicua se la llevaban los demonios. Por lo visto nunca hay alegría completa, y el sino de la afición conspicua es sufrir. Por unas razones u otras, siempre está sufriendo.

Boyantía infinita

Para los toreros, sin embargo, la novillada ofrecía halagüeñas perspectivas. Toros nobles y mochos vuelven golosos a los toreros, pues estas son condiciones óptimas para desplegar sin excesivas inquietudes el arte que atesoran. Y allá que salieron los tres espadas -cada cual en su turno- a desgranar el muestrario de sus respectivas tauromaquias.Mas no era tan fácil, en realidad. Se dice también en los tratados taurómacos que los toros bravos descubren a los toreros; y eso acaeció. Se exceptúa a Juan Carlos García en el quinto de la tarde, de boyantía infinita, y algunos detallitos de los otros espadas, y resultó que la casta brava de los novillos les desboredaba. Unas verónicas de El Madrileño y los compases iniciales de su primera faena, varios redondos y naturales de Manolo Carrión al tercer novillo, constituyeron el toreo de ambos espadas. El resto consistió en ir pegando pases, embarcar pocos con temple, rectificar terrenos, y todo ello sin ritmo, ni unidad, ni sentido dominador.

De parecido corte la primera faena de Juan Carlos García, rectificó éste espada en la segunda, y parecía otro. Ligó de rodillas media docena de redondos, y en esos valientes muletazos dejó al novillo encelado para los restos. Es lo que tienen los toros de casta: si no se les domina, se recrecen inciertos, mientras un toreo ejecutado con decisión y mando centra su codicia en el engaño y lo persiguen incansables como si estuvieran embrujados. García, que apenas empleó la izquierda, cuajó con la derecha tandas de irreprochable ajuste y acabada ligazón, hasta alcanzar un triunfo clamoroso.

Al novillo se le dio la vuelta al ruedo. Curiosamente fue el menos bravo, pero todo el mundo lo celebró, pues premiaba simbólicamente la novillada entera, una de las mejores que se hayan visto a lo largo de la temporada. Llega a salir con sus pitones propios, y marca un hito en la historia reciente de la fiesta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_