Enchufes selectivos

EL SENTIDO cívico de un profesor de instituto de Madrid ha permitido conocer que en la prueba de selectividad de la última convocatoria de junio de la Universidad Complutense proliferaron, en dos de los tribu nales calificadores, las recomendaciones para favorecer a algunos alumnos. La denuncia provocó una inspección de la Universidad Complutense, de resultas de la cual fue rectificada la calificación de una alumna cuya nota en una determinada prueba (un 1) se había convertido en un 8 en las actas. El asunto ha suscitado bastante emoción entre los alumnos que en estas fechas reciben la comunicación sobre su admisión en la universidad. La calificación de la selectividad -que promedia con la nota media del bachillerato- es decisiva en la admisión en una u otra de las facultades o escuelas. Más del 30% de los aspirantes se matricula en una carrera diferente a la elegida en primer lugar.Los hechos, que aún están siendo investigados, son inquietantes por lo que tienen de síntoma de la pervivencia de hábitos muy arraigados en la docencia española y que un espíritu de cuerpo mal entendido tiende a ocultar. Son prácticas especialmente preocupantes en la medida que quienes las realizan y encubren tienen por misión profesional la de educar en valores como la equidad y la justicia a nuestra juventud. Y de corrupción de esos valores cabe hablar cuando a un corrector de exámenes se le facilitan muestras caligráficas del alumno al que se quiere favorecer para burlar así el anonimato que las normas generales de estos exámenes tratan de garantizar, justamente para evitar este tipo de trampas.

Tal vez sea irrelevante la casualidad de que los alumnos examinados por uno de los tribunales objeto de la denuncia pertenecieran a centros religiosos de los considerados colegios de élite. En todo caso, no es admisible que los miembros de los tribunales examinadores sean los mismos para cada colegio año tras año. Algo que trata de evitar la normativa que entrará en vigor el año próximo.

De lo que ha trascendido hasta ahora de la investigación ordenada por el rector de la Complutense se desprende que únicamente se han revisado en las actas las notas de la asignatura corregida por el profesor denunciante. Esta mínima investigación ha permitido comprobar que, efectivamente, la calificación que él le dio a una determinada alumna, que le había sido explícitamente recomendada, fue escandalosamente modificada al trasvasarse al acta correspondiente. Será dificil, a partir de los datos aportados a la investigación por el denunciante, que tal circunstancia se justifique como un simple error.

Ahora bien, lo que verdaderamente sorprende es que, existiendo el indicio de que el enchufe funcionó, cuando menos en ese caso concreto, la investigación no se haya extendido a todos los ejercicios de todos los alumnos- examinados por los dos tribunales que están bajo sospecha. ¿Qué es lo que impide aprovechar esta coyuntura para efectuar la "segunda corrección" que el Ministerio de Educación sugirió que se experimentara a partir del pasado curso, y que inmediatamente provocó duras descalificaciones por parte de algunos dirigentes universitarios?

La "doble corrección" -pensada precisamente para velar por la máxima objetividad en la calificación de un examen de tanta trascendencia y relevancia social- consiste en que un segundo tribunal corrige unos cuantos ejercicios elegidos al azar para contrastar los criterios calificadores. Esa segunda corrección, que es habitual en las universidades de Cataluña, podría, y seguramente debería, efectuarse ahora mismo con todos los ejercicios de los alumnos examinados por los tribunales 10 y 11 de la Complutense. La muestra en este caso sería perfecta.