El botiquín casero
Uno de los problemas más importantes asociados a los malestares digestivos es el de la automedicación. Pastillas para combatir los gases, sales o infusiones digestivas suelen ser componentes habituales del botiquín casero. Uno de los remedios más comunes es el bicarbonato, contra el que los especialistas se muestran tajantes: "El bicarbonato debería estar prohibido como antiácido", afirma José Manuel Jiménez Parga. "Es quizá lo que mejor calma el ardor y la acidez de entrada, pero es un mal medicamento porque tiene lo que se llama un efecto rebote. Al cabo de una hora provoca más acidez que en el momento de tomarlo. Sirve como alivio momentáneo, pero indirectamente estimula la secreción de los ácidos gástricos". En el caso de algunos enfermos crónicos, con insuficiencias renales, hepáticas o cardiacas, puede ser peligroso.Una vez descarta da la existencia de una causa orgánica, como una gastritis o una úlcera, las soluciones se reducen a la ingestión de medicamentos puramente sintomáticos para facilitar el vaciamiento del estómago o reducir los espasmos. Y, sobre todo, hay que procurar cambiar algunos hábitos.
Es aconsejable evitar los alimentos flatulentos, como la coliflor o las coles, y comer siempre a las mismas horas, deforma relajada, sentado y masticando bien, sin hablar demasiado para no deglutir aire en exceso.
El tabaco, el consumo excesivo de alcohol, el apresurado café como único desayuno y las cenas copiosas son considerados también malos acompañantes. "El cigarrillo después de comer puede provocar a veces una sensación psíquica de mejor digestión, pero el tabaco estimula la secreción de ácidos", explica José Luis Velo Bellver. Sin embargo, el café o acostarse con el estómago lleno no son, en sí mismos, perjudiciales.
"Es difícil saber también hasta qué punto la ingestión de grandes cantidades de conservantes, colorantes y aromatizantes que acompañan a los alimentos modernos puede dañar la mucosa del estómago, aunque estén autorizados y en sí mismos no sean dañinos", añade.
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