_
_
_
_

El faro de Moncloa cierra por avería al día siguiente de su reapertura

El ascensor panorámico ha sido esta vez el culpable de que el faro de Moncloa se cerrase al público ayer tarde al día siguiente de su reapertura, el pasado sábado. El monumento de la era del alcalde José María Álvarez del Manzano, inaugurado hace año y medio, llevaba casi un mes vedado a los madrileños para asegurar las placas metálicas que revisten su fuste, después de que el pasado 9 de agosto una tormenta con viento tirase cuatro de las grandes planchas -65 kilogramos de peso cada una- de la obra, firmada por el arquitecto Salvador Pérez Arroyo.Ayer por la tarde, los operarios del faro observaron que las puertas del ascensor panorámico no se cerraban cuando el elevador era llamado desde la plataforma superior, según confirmó un responsable. "Avisamos a la empresa de mantenimiento y aseguran que ya han solucionado el problema". De todos modos, el ascensor, como medida cautelar, no se utilizó ayer tarde.

Un motor "caliente"

La agencia Efe informó de otro contratiempo del mismo elevador por la mañana. Efe citaba a un vecino que se quedó atrapado durante 15 minutos poco después del mediodía. Después del parón, el ascensor subió lentamente. Según el informante, el personal del faro explicó a los usuarios que "el parón se debía a que el motor del ascensor se calienta, por lo que", dijeron, "hay que subir y desconectarlo unos segundos. Al volver a funcionar, el aparato alcanza una velocidad menor que la habitual". El responsable del faro negó ayer tarde que hubiera surgido una avería por la mañana: "Se trataba de una revisión de uno de los dos motores del elevador", dijo, "por eso iba a menor velocidad".El faro de Moncloa costó 630 millones de pesetas -un 83% más que lo proyectado- y su corta vida ha estado llena de contratiempos. Al día siguiente de que el alcalde inaugurase el monumento del "Madrid del año 2.000", en febrero de 1992, el ascensor panorámico que salva los 92 metros que mide la torre se estropeó. Poco después, un vendaval desprendió dos placas del fuste. Se sujetaron mejor, pero el vendaval de agosto se llevó cuatro planchas por delante, justo seis días después de que el autor del proyecto, el arquitecto Pérez Arroyo, advirtiese al Ayuntamiento del "estado de abandono, la suciedad y la falta de revisión" del edificio.

Después del último repaso, la estructura -ideada para albergar un centro de comunicaciones que se quedó en mirador, ya que la antena de radio instalada ni siquiera sirve a la Policía Municipal- ha quedado lista para resistir vientos huracanados de hasta 200 kilómetros por hora, según el Ayuntamiento.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_