_
_
_
_
_

La sesión purificadora del Congreso guatemalteco se abre entre agresiones

La sesión convocada para que los diputados del Congreso guatemalteco procedieran a su autodepuración comenzó ayer con mutuas acusaciones de corrupción. La violencia verbal fue creciendo de intensidad hasta el punto de que al inicio mismo de la jornada dos diputados se liaron a puñetazos. Esta autodepuración ha sido presentada por el presidente del país, Ramiro de León Carpio, como indispensable para la democratización del país.

Esta histórica sesión, así calificada porque el futuro del proceso democratizador depende de los resultados de la misma, se abrió con la participación de la mayoría de los diputados señalados como depurables por la Instancia Nacional de Consenso (entidad multisectorial nacida a raíz del intento de golpe protagonizado por el ex presidente Jorge Serrano). Estos diputados acusaron abiertamente al sector económico de manipular a diputados dóciles para hacerse también con el poder político. Estas acusaciones se fueron personalizando, hasta que el congresista Juan Francisco Reyes, del Partido de Ríos Mont, agredió a puñetazos a su colega democristiano, Luis Enrique Guillén Funes.

En general, los diputados claman porque sea la totalidad de los congresistas quienes renuncien a sus escaños para que, en cumplimiento con el orden legal vigente, ocupen su puesto los suplentes y se supere la crisis política que se vive en Guatemala, aunque se hace evidente la existencia de un grupo de diputados que se niegan a renunciar a sus escaños.

Remiten los insultos

Aunque la tónica de insultos comenzó a menguar tras el pugilato entre los congresistas Funes y Reyes, muchos de los diputados se negaron a entregar sus armas a los encargados de la seguridad del recinto. Por el momento, algunos de los diputados, a título individual, han presentado su renuncia con carácter irrevocable a la junta directiva del Congreso y abandonado el hemiciclo, tónica que, de generalizarse, podría incidir en que se rompa el quorum exigido por la ley y la sesión tenga que ser suspendida.Entre tanto, como medida de seguridad, la policía ha establecido un cordón de seguridad que evita el tránsito de vehículos en un perímetro de cuatro manzanas a la redonda del Palacio legislativo, mientras que la población asiste por medio de la televisión, entre asustada y divertida, al espectáculo de insultos que de momento caracteriza la sesión.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_