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Los musulmanes de Mostar 'liberan' a los 63 soldados españoles retenidos desde hace cinco días

Los abrazos de los generales Agustín Muñoz Grandes y Luis Feliu al coronel legionario Ángel Morales ante el cuartel general de las tropas españolas en Bosnia pusieron ayer, poco después de las dos de la tarde, final feliz a cinco días de secuestro en Mostar de 63 soldados españoles. Cansados, sucios, sin afeitar, pero sanos, satisfechos y contentos ante la cálida recepción de sus jefes y compañeros, el coronel Morales y sus 62 hombres bajaron de sus blindados en Medjugorje dando por concluido el más grave incidente colectivo del que han sido víctimas los cascos azules de las Naciones Unidas desde el comienzo de la guerra en la República de Bosnia-Herzegovina.

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Más de 130 horas habían pasado estos hombres en la parte oriental de Mostar como rehenes de la población civil y de las fuerzas musulmanas. Estas intentaban ante su desesperada situación militar forzar, por medio del secuestro, la concesión de garantías internacionales de seguridad para este enclave asediado por las tropas croatas. Los soldados españoles se habían convertido durante casi una semana en la carta principal de las autoridades bosnias para intentar impedir el rápido deterioro de sus posiciones militares en Mostar."Comprendemos y compartimos el dolor de estas gentes en Mostar, pero no podemos aceptar estas actuaciones intolerables", manifestó ayer el coronel Morales minutos después de saludar a sus jefes en Medjugorje. Lo que había sido una operación de escolta a un convoy de ayuda humanitaria el miércoles pasado se convirtió en una odisea.

"Hemos cumplido esta misión y estamos dispuestos ya a cumplir la siguiente, que será patrullar por Mostar y aquellas que nos asigne el mando en la ayuda humanitaria", dijo el coronel Morales, quien acudió al hospital del barrio musulmán poco antes de partir para interesarse de nuevo por las necesidades más perentorias en la dramática situación en que éste se halla. Dos patrullas españolas comenzaron ayer a moverse por los barrios musulmán y croata de Mostar pese al intercambio de fuego entre los contendientes. "Puede que los acuerdos se rompan, puede que nadie los cumpla, pero si el respeto a los mismos durante unas pocas horas nos sirve para salvar aunque solo sea la vida de un niño, toda esta carrera de negociaciones y sobresaltos habrá valido la pena", decía en Medjugorje un oficial español.

Sin concesiones

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El intenso intercambio de fuego artillero en Mostar, que comenzó ayer a las ocho de la mañana, hizo peligrar una vez más su liberación. Sin embargo, las negociaciones dirigidas por los mandos militares españoles y el cuartel general de las fuerzas de la ONU en Kiseljak dieron como resultado varios acuerdos entre los contendientes. Estos y la intervención del Consejo de Seguridad, destinatario Final de la desesperada presión musulmana en Mostar auspiciada por Sarajevo, dieron finalmente el resultado deseado. Tras cinco intentos frustrados de salir del cerco en otros tantos días, a la una del mediodía de ayer los 12 blindados españoles cruzaban el frente en Mostar hacia el aeropuerto, en el valle del Neretva. El secuestro había concluido.

Tal como dijeron ayer el coronel Morales -nada más descender del blindado en Medjugorje- y los generales Feliu y Muñoz Grandes, la liberación de la tropa española no es producto de concesión alguna, que hubiera podido convertirse en grave precedente para toda la misión humanitaria de las tropas internacionales en Bosnia. Los mandos españoles crearon un marco global de negociaciones que impidiera que éstas se convirtieran en un mero intercambio de presiones entre las fuerzas bloqueadas y los secuestradores.

Por ello, Feliu, Muñoz Grandes, el teniente coronel Manuel Castro Zonatón y el propio coronel Morales establecieron una red de propuestas que iban desde un alto el fuego, la presencia de tropas españolas en Mostar y la libre circulación de ayuda humanitaria que ofreciera suficientes ventajas a musulmanas y croatas como para aceptarlo. Más de 600 prisioneros musulmanes, casi 500 de ellos mujeres y ancianos, fueron liberados por los croatas este fin de semana por intercesión española.

Sin embargo, éstas dejaron claro que todos los acuerdos dependían de la liberación de los hombres de Morales con sus 12 blindados y armamento. Un empuje definitivo a la resolución del secuestro fue el anuncio por parte de la ONU y del Ministerio español de Defensa de que los primeros habían solicitado, y Madrid aceptado, que las tropas españolas retornaran a operaciones de interposición y control del alto el fuego en Mostar, lo que equivale a la presencia, si no permanente sí frecuente, de patrullas españolas en las partes croata y musulmana de Mostar.

España ha aceptado la petición del cuartel general de Unprofor (fuerza de protección de la ONU en la ex Yugoslavia) para que los cascos azules españoles vigilen el cumplimiento del alto el fuego que se pueda establecer entre croatas y musulmanes en Mostar, donde 63 cascos azules españoles han estado retenidos como rehenes. El ministro español de Defensa, Julián García Vargas, reveló ayer que él mismo dio su acuerdo a esas operaciones, informa Javier Rivas. "Los soldados españoles van a garantizar la vigilancia del cumplimiento [del alto el fuego], pero eso lo tendrán que hacer voluntariamente" cuando concluya su retención, dijo el ministro.

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