_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El olivo

Manuel Vicent

Voy a trasplantar en el huertecillo de atrás un olivo que tiene mil años. Con una prensa antigua de forma rudimentaria, como hacían los fenicios, extraeré el aceite de cada cosecha para regalarlo a los amigos. El frasco será pequeño, de cristal tallado. Les pediré que lo usen sólo para untarse el sexo cuando así lo requiera un acto de amor excelso y también para su extremaunción, si se produce el caso. Con el resto podrán aliñar las ensaladas de más compromiso hasta la próxima recolección. Tal vez este olivo fue plantado durante los terrores del primer milenarismo por algún árabe que no creía en el apocalipsis, sino en la inmortalidad de la savia. Es un árbol todavía robusto, lleno de experiencia. A lo largo de los siglos toda clase de pasiones se habrán agitado a su alrededor y él se ha quedado siempre quieto dando fruto. Las filosofías pasán, los crímenes más intensos son incorporados a la cultura, pero el aceite de oliva sigue alumbrando con la misma luz. Bastan nueve aceitunas al día para sobrevivir a cualquier calamidad. Beberé su zumo con los amigos consciente de que un milenio va a circular por nuestra sangre. Alguna de sus virtudes quedará pegada en las arterias: la fortaleza de las cosas sencillas, la impasibilidad ante la muerte. Cuando este olivo nació la gente creía que el mundo estaba a punto de terminar. Por todas partes cundían rumores aciagos. Había pestes y matanzas; bajo aquella ignominia este árbol comenzó a crecer y su tronco se hizo poderoso mientras se levantaban igualmente las ' columnas de las catedrales góticas. Ahora pervivirá en mi pequeño huerto de atrás gracias a que hubo alguien que en medio de tantas zozobras hace mil años dejó a un lado el pesimismo y escogió en su lugar un esqueje. Contra la fuerza de su savia no ha podido ningún fanatismo. Infinitos gaznates de herejes han sido degollados desde entonces, como las ramas de este olivo han sido taladas. Al final de tanto dolor la humanidad sólo pare más dolor; en cambio este olivo dará un poco de sabiduría a mis amigos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_