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Marte y 13

La pérdida de la 'Mars Observer', un duro revés en la exploración espacial

Una soldadura defectuosa en una cadena de montaje de una fábrica de componentes electrónicos en algún lugar de Estados Unidos está detrás de la pérdida de una misión espacial a Marte valorada en 135.000 millones de pesetas, según la hipótesis oficial de los responsables de la NASA. La nave no tripulada Mars Observer desapareció para los terrestres hace una semana, cuando estaba a punto de alcanzar su objetivo tras un largo viaje de 11 meses.Es un nuevo e importante revés para la imagen de la agencia espacial de EE UU y también para la historia de la exploración de Marte, un planeta en el que junto a grandes éxitos se han producido también repetidos fracasos, que pueden dar rienda suelta a la imaginación de quienes ven en todo esto una especial mala suerte. Los soviéticos, que mandaron muchas más misiones que los estadounidenses al planeta rojo, tuvieron graves problemas con las comunicaciones en la mayoría de ellas. Incluso entre los ingenieros y científicos empezó a circular en broma la historia de la existencia de un gran fantasma galáctico en las cercanías de Marte.

Cuando el Mars Observer fue lanzado en septiembre de 1992 por un cohete Titan, ya llevaba dos años de retraso, debido al parón en el programa espacial de Estados Unidos que causó la catástrofe del transbordador Challenger en 1986. Como no había transbordadores disponibles, se modificó la nave para lanzarla con un cohete; pero al poco tiempo los controladores de la misión se el primer susto. Durante una hora perdieron el contacto con la sonda. La misión transcurrió luego sin mayores problemas hasta que pocas semanas se empezaron a producir nuevos episodios temporales de falta de contacto.

El sábado de la pasada semana, los controladores se aprestaron a iniciar una de las fases críticas de la misión, el frenado de la nave para insertarla en órbita del planeta, donde debía empezar en octubre a realizar un completo mapa de su superficie y atmósfera que proporcionara datos para exploraciones futuras, incluso tripuladas. Para frenar la nave había que dar presión a los pequeños tanques de combustible que alimentan los cohetes y para esta delicada operación se apagaron todos los sistemas, incluidos los de transmisión. Cuando los controladores dieron por terminado el proceso ordenaron a la nave la reactivación de los sistemas. Lo único que han obtenido desde entonces ha sido el silencio. La sonda había desaparecido.

No han dado resultado los esfuerzos realizados durante una semana, a través de las tres estaciones de la NASA en Australia, España y Estados Unidos que se turnan para proporcionar una cobertura completa de cada punto del cielo a medida que gira la Tierra. Las órdenes enviadas cada 20 minutos se han perdido en el vacío. La nave no contactó con sus controladores a los cinco días de permanecer perdida, como estaba programada para hacer. Algo muy grave había sucedido. La hipótesis provisional es que se ha paralizado el corazón del Observer, el mecanismo electrónico que sincroniza todos sus sistemas y los pasos que se dan. La causa, unos transistores mal soldados que también parecen haber provocado la pérdida, el mismo día, de un satélite meteorológico lanzado sólo dos semanas antes.

Fracasos y polémica

Otras hipótesis hablan de un accidente durante el proceso de llenado de los tanques. Lo más probable es que nunca se sepa y que la nave ni siquiera se haya insertado automáticamente en la órbita del planeta, como también tenía programado, sino que continúe un viaje sin destino que terminará en forma de diminuto asteroide artificial alrededor del Sol entre Marte y Júpiter. El Observer es en todo caso demasiado pequeña para ser detectable desde Tierra por telescopios ópticos o de radio.Esta vuelta de Estados Unidos a Marte después de 17 años no dispone, al contrario que en ocasiones anteriores, de una nave de repuesto, un requisito casi indispensable en una misión de tan alto riesgo. La falta de dinero tiene la culpa. La última visita al planeta rojo la realizaron en 1988 dos naves rusas, las Phobos; pero de poco valió la redundancia, porque se estropearon, una tras otra. En 1976, también fueron dos las naves Viking, cuyas fotografías y análisis de la superficie de Marte no mostraron signos de vida, pero dieron pie a una nueva racha de especulaciones sobre una civilización marciana. Especialmente discutidas fueron las imágenes que parecen mostrar gigantescos rostros esculpidos, pirámides y restos de una ciudad.

El Observer debía seguir con las investigaciones de Marte, el planeta mejor conocido, tomando datos sobre la topografía, el magnetismo, la riqueza en minerales, el clima y la presencia de agua en su historia, entre otros aspectos Si el ahora helado clima de Marte (23 grados bajo cero de temperatura media) fue húmedo en el pasdo, como parecen indicar los signos de erosión, la búsqueda de depósitos helados de agua es la vía para intentar descubrir signos de una posible vida en épocas anteriores. El mapa constituiría la base para toda futura misión a Marte. Pero ahora habrá que esperar más.

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