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Los cachorros de la serpiente

Aurora Intxausti

La escalada de ataques a la Ertzaintza (policía vasca) que se está produciendo en la última semana en Euskadi, realizados por jóvenes radicales, parece formar parte de una campana perfectamente diseñada y que responde a una necesidad de subsistencia de ese mundo ' según aseguran investigadores de los hechos. Estos jóvenes, que se creen los últimos resistentes contra la democracia, emplean el periodo estival y los centros urbanos (la Semana Grande en San Sebastián o la Aste Nagusia en Bilbao) para tener un altavoz que les permita mostrar su estrategia y seguir subsistiendo públicamente. Los analistas afirman que el sector radical vasco se encuentra sin rumbo, sin liderazgo definido ni proyecto para un país que se está formando casi a sus espaldas y muy a pesar de ellos, y que tan sólo consigue en la algarada callejera mantener su última seña de identidad: el radicalismo.El cúmulo de respuestas que ha dado este verano un importante sector de la sociedad vasca a los atropellos violentos con los que ha tenido que convivir estos años ha descolocado a quienes se autodefinen como militantes de la izquierda abertzale. Han sido grupos de jóvenes, en su gran mayoría integrados en Jarrai (juventudes de KAS, la coordinadora de la que también forma parte ETA), los que han respondido a "las provocaciones" de la Ertzaintza, de los trabajadores de Ikusi, de los ayuntamientos de Bilbao y de San Sebastián, del PNV y los socialistas, en definitiva, de todos aquellos que no comparten su forma de pensar.

El lazo azul

Los ataques a la policía vasca se iniciaron en San Sebastián, donde los ánimos de los radicales se habían replegado por la reacción ciudadana al secuestro del ingeniero Julio Iglesias Zamora, ejemplificada en el uso público del lazo azul. El profesor de sociología Ander Gurrutxaga cree que la militancia de la izquierda abertzale "no esperaba la. reacción fulminante del lazo azul y las manifestaciones contra el secuestro. Por primera vez se denota el cansancio de la sociedad civil vasca". El portavoz de Jarra¡, Joseba Kamio, afirma: "El lacito azul no nos molesta, sino su instrumentalización, y el que durante las fiestas algunos jóvenes se pusiesen lazos verdes fue algo espontáneo".

Los altercados que se produjeron el 14 de agosto en San Sebastián durante la procesión de La Salve fueron la reproducción de los de años anteriores, salvo el intento de causar el pánico en una iglesia al colocar una bomba de humo en un confesionario y de agredir en dos ocasiones a policías vascos que estaban de paisano entre la multitud.

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Una semana después, de forma perfectamente organizada, según la policía vasca, integrantes de Jarra¡ propinaron una brutal paliza a un ertzaina que se encontraba en el recinto festivo de Bilbao. El suceso se inició cuando tres jóvenes identificaron al policía y le señalaron a un grupo para que le cortase el paso. Una vez que el agente, escolta del lehendakari, José Antonio Ardanza, estaba acorralado, otro grupo, comandado por el miembro de Jarra¡ José Luis Camarero López, se encargó de patear al agente.

El portavoz de Jarrai, Joseba Kamio, dice desconocer si el ataque estaba organizado -"no sé, no lo puedo decir"-, aunque sí cree que la paliza fue "lógica, proporcional y esperada".. Karnio entiende que ese tipo de acciones son una respuesta a la violencia de la policía vasca.

La actuación de este tipo de grupos en forma de comando callejero no es desconocida para la policía vasca. Documentos incautados al dirigente de ETA José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, tras su detención en Bidart (Francia) en marzo de 1992, revelaron la existencia de los denominados comandos Y, grupos de apoyo a la banda armada encargados de sabotear intereses públicos y privados. Textos de KAS en poder de la Policía describen con precisión la existencia y formas de actuación de coman dos conocidos por las letras X y Z: todos ellos sirven de apoyo, de una u otra forma, a ETA, la banda del hacha y la serpiente.

El empleo por los jóvenes radicales en sus enfrentamientos con la Ertzaintza de material como cohetes con rodamientos, trozos de metal y munición induce a sospechar que algunos de ellos, en ocasiones menores de edad, reciben entrenamiento para fabricarlos y que acuden a un almacén para obtener suministros. A pesar del intento de la organización juvenil de KAS de romper la imagen de servir de semillero a ETA, en los últimos cuatro años cerca de 70 miembros de Jarrai han sido detenidos por su presunta vinculación con la organización terrorista.

El portavoz de Jarra¡, Joseba Kamio, entiende que los ataques a la Ertzaintza son el resultado de la actuación violenta que los integrantes de ese cuerpo policial han tenido contra un sector de la juventud vasca, "unos jóvenes que en Euskadi viven una verdadera segregación política". Este responsable de las juventudes de KAS rechaza que ETA sea una organización terrorista, "porque tiene apoyo popular y un planteamiento político evidente, contenido político que es guía y referencia para los militantes de Jarrai".

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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