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La NASA atribuye a transistores defectuosos la desaparición de la nave enviada a Marte

Estados Unidos pierde un satélite meteorológico y Europa otro de comunicaciones

Un fallo en el reloj principal de la nave Mars Observer es la causa más probable de su desaparición el pasado domingo, cuando se encontraba a punto de entrar en órbita del planeta Marte. Ésta es la conclusión provisional, de los técnicos de la NASA, que reconocen que la sonda puede darse por perdida. Señalar el culpable no ha servido para evitar la polémica en torno a este nuevo fallo de la NASA, que acaba de perder además, seguramente por la misma causa, un nuevo y costoso satélite meteorológico fabricado por la misma empresa que construyó el Mars Observer

Los culpables de que se vaya al traste una misión espacial de casi 1.000 millones de dólares (135.000 millones de pesetas) son unos transistores pertenecientes a una remesa de componentes electrónicos defectuosos, utilizados en el sistema central de sincronización de todas las funciones de la nave Mars Observer. Lo peor es que ya se tenían sospechas sobre su mal funcionamiento, ha reconocido la NASA.La probable pérdida definitiva de la misión está provocando una polémica, que sobre todo se centra en la decadencia de la NASA en los últimos siete años, desde el estallido del transbordador Challenger con siete tripulantes a bordo. La NASA, que maneja un presupuesto de 14.000 millones de dólares anuales, va a la deriva por falta de objetivos concretos y víctima de una burocracia desmesurada, según la mayor parte de sus críticos. Tampoco han faltado acusaciones a la NASA por parte de miembros de una asociación que creen que existió o existe vida en Marte. Según ellos, se oculta información e incluso han llegado a decir que la nave ha sido secuestrada por marcianos.

Fuga o explosión

En un plano más técnico, el experto James Oberg cree que se ha producido una explosión en la nave durante la fase de llenado de los tanques de combustible, que era la, operación que se estaba haciendo cuando se perdió el contacto el pasado domingo. John Pike, de la Federación de Científicos Americanos, piensa que pudo tratarse de una simple fuga, pero no descarta la explosión.

Pero la NASA confía más en sus sistemas de trasvase de combustible en el espacio que en la electrónica, según lo de clarado por el director del pro yecto, Glenn Cunningham, quien se inclina por el fallo del reloj.

Este instrumento crucial había dejado de funcionar varias veces con anterioridad, pero siempre se había podido recuperar la transmisión. Los técnicos no se preocuparon excesivamente porque existe un reloj de reserva -el sistema es, en realidad, un oscilador de cristal redundante- y que ambos fallaran no parecía probable. Ahora están casi seguros de que esto es lo que ha pasado.

La misión actual a Marte era la primera que Estados Unidos iniciaba en 17 años, tras las dos Viking que lograron en 1976 gran cantidad de información sobre la atmósfera y el suelo del planeta, sumido actualmente en una era glacial. Debía hacer un completo mapa geológico, físico y químico del planeta durante un año marciano (687 días terrestres) y servir de explorador para sucesivas misiones internacionales.

El mismo fallo fue lo que provocó el pasado mes de junio el retraso en el lanzamiento del satélite meteorológico NOAA13. El reloj central de este satélite tiene transistores de la misma remesa que el Mars Observer. Ambos artefactos espaciales han sido fabricados por la empresa Martin Marietta.

Una vez subsanado el fallo observado (falta de contacto eléctrico por una soldadura defectuosa), el satélite fue lanzado al espacio sin novedad, pero el pasado sábado la NASA perdió todo contacto con él. Al parecer, se reprodujo el fallo del reloj. El NOAA-13 debía reemplazar a otro satélite de la misma serie al que le queda en funcionamiento sólo uno de los cuatro giróscopos que le proporcionan la estabilidad necesaria para que sus observaciones de la Tierra sean útiles.

No sólo Estados Unidos tiene accidentes espaciales. La Agencia Europea del Espacio (ESA) anunció ayer la pérdida prematura del Olympus, un satélite experimental de gran tamaño que se ha utilizado para probar nuevos servicios de comunicaciones entre países europeos. El Olympus debía haber funcionado un año más, pero el 11 de agosto empezó a girar sin control y ahora se ha dado por terminada su misión.

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