Una tormenta deja sin luz durante 80 Minutos a casi toda Cataluña
Una fuerte tormenta, con profusión de aparato eléctrico, dejó a primera hora de la tarde de ayer sin luz durante 80 minutos a casi toda Cataluña. El tráfico de las ciudades se vio sumido en el caos al dejar de funcionar los semáforos; la compañía Renfe tuvo que paralizar totalmente su servicio, así como el metro de Barcelona; las centrales nucleares, las petroquímicas de Tarragona y las térmicas de Teruel y Barcelona se vieron obligadas a paralizar su producción. Un rayo cayó sobre una planta de la compañía Fecsa en Barcelona, que ardió y produjo llamas de hasta 30 metros de altura. El corte de suministro comenzó a restablecerse a media tarde.
El corte de fluido tuvo su origen en el incendio de la planta transformadora de distribución de Fecsa de Barcelona. Un rayo provocó el suceso poco después de las cuatro de la tarde e inmediatamente el aceite del sistema de refrigeración alimentó las llamas, que no fueron totalmente extingidas hasta pasadas las siete. El transformador se halla situado junto a la avenida de la Meridiana, en la salida hacia Gerona y Francia. El incendió produjo llamas de hasta 30 metros de altura y una espesa columna de humo que pudo apreciarse desde toda la ciudad.El siniestro en esta planta de Fecsa causó un efecto dominó en otras estaciones transformadoras hasta alcanzar la, red de alta tensión. Esta oscilación general de la red fue lo que provocó, según los técnicos, la parada automática de las tres centrales nucleares de Tarragona -las dos de Ascó y Vandellós 2- y las térmicas de Cercs (Barcelona) y Andorra (Teruel). La avería afectó a las redes de distribución de todas las compañías que operan en Cataluña: Fecsa, Enher e Hidroeléctrica de Cataluña.
El apagón también afectó al complejo petroquímico de Tarragona, donde tuvo que ser paralizada la producción. Ello obligó a las plantas a quemar los gases acumulados en sus instalaciones a través de sus antorchas -especie de chimeneas-, lo cual originó espectaculares llamaradas que no revestían riesgo para la población.Andorra y Huesca, afectadas
La avería causó un corte de fluido eléctrico que afectó a la práctica totalidad de Cataluña, así como a Andorra y el norte de Huesca. La compañía Renfe tuvo que suspender su servicio de trenes por toda Cataluña y numerosas unidades quedaron paradas con sus pasajes sobre las vías. La mayoría de los convoyes fueron acercados por locomotoras diesel hasta las estaciones más próximas, donde el pasaje aguardó a que la circulación férrea pudiera ser restablecida. El tráfico comenzó a recuperar la normalidad sobre las nueve de la noche, después de que los operarios de Renfe reparara n una catenaria dañada por un rayo en Badalona. El metro de Barcelona también interrumpió su servicio, que recuperó la normalidad sobre las ocho de la tarde. Los Ferrocarrils de la Generalitat también interrumpieron sus servicios. El aeropuerto de El Prat mantuvo los servicios, sin retrasos apreciables en los vuelos, dado que cuenta con servicio electrógeno propio.
La tormenta fue afectando de sur a norte; comenzó sobre las tres de la tarde en Tarragona y alcanzó Barcelona una hora después. La tormenta, acompañada de un fuerte aparato eléctrico, fue corta pero intensa y se desplazó a gran velocidad. Así, la tromba caída en Barcelona descargó hasta 20 litros por metro cuadrado en unos 40 minutos. En la zona del Baix Penedes, productora de cava catalán, cayeron 70 litros por metro cuadrado, también en 40 minutos.
Las compañías eléctricas comenzaron a restablecer su servicio eléctrico sobre las seis de la tarde, al recibir energía de otras zonas de España y Francia. El apagón tuvo menos repercusiones que el registrado en octubre de 1987, cuando una avería de Fecsa en la estación de Sentmenat dejó sin luz a Barcelona y a gran parte de Cataluña.
Pasadas las once de la noche, una nueva tormenta causó una pequeña avería en otro transformador de Fecsa en Barcelon y dejó sin luz durante unos minutos a varios barrios de la zona alta de la ciudad. Este apagón afectó al Camp Nou, donde el Barcelona jugaba contra el equipo crota Hadjuk Split. El juego estuvo paralizado durante 20 minutos.
Cloacas desbordadas
Una turista se encontró ayer inmovilizada en medio de La Rambla de Barcelona: la acera estaba llena de los restos procedentes de cloacas que se habían desbordado a causa de las lluvias. Hizo falta una cadena humana de 10 personas para rescatarla. La parte baja del céntrico paseo barcelonés y las callejuelas colindantes se habían llenado de agua y suciedad.Otra extranjera en visita por España se tapaba la nariz con su camiseta para no sentir el olor nauseabundo de las calles, a pesar de que para ello dejaba parte de sus pechos al descubierto. La Guardia Urbana tuvo que cortar uno de los laterales de La Rambla para que los servicios de limpieza del Ayuntamiento pudieran eliminar la suciedad acumulada en aceras y calzadas. A pesar de haber detenido la circulación en los tramos más perjudicados, un curioso había contabilizado ocho patinazos de motocicletas en menos de una hora de observación, a causa de la viscosidad de los restos esparcidos encima de la calzada.
Los vecinos, que habían salido con botas de agua y escobas para limpiar al menos la parte de la acera delante de sus portales, daban distintas versiones sobre los motivos que habían causado el desbordamiento de las cloacas: un colector de desperdicios en mal estado, deficiencia de los servicios de limpieza... Todos coincidían en que no era la primera vez que sucedía.
El barrio de Sant Andreu fue otro punto de la ciudad donde los vecinos habían salido a la calle, en este caso debido al incendio del transformador de Fecsa sobre el que cayó un rayo. Los vecinos se alarmaron en un primer momento ante la gran humareda que se produjo y muchos abandonaron sus viviendas. "No sabíamos si había sido un rayo o una bomba, por lo que no lo pensamos mucho y nos fuimos rápidamente de la casa", decía una mujer con su nieto de cuatro meses en brazos.
Efecto dominó
Un transformador de distribución como el que se incendió ayer en Barcelona, que suministra energía de 220 voltios a los usuarios, es una instalación menor dentro de la red eléctrica, pero su repentina destrucción ocasionó una serle de desajustes en cadena que afectaron a transformadores mayores -ya en la red de alta tensión de 380.000 voltios- y 5nalmente a las centrales de producción, que sufrieron paradas automáticas para evitar males mayores. Las centrales afectadas fueron las tres nucleares catalanas -las dos de Ascó y Vandellós 2-, que suministran las tres cuartas partes de la electricidad de Cataluña, más las térmicas de carbón de Cercs (Berguedá) y Andorra (Teruel).Ese efecto dominó es descrito por los técnicos como una oscilación general de la red y es consecuencia de una característica básica de la electricidad: no se puede guardar. Así, la energía de voltaje medio que recibía el transfomador barcelonés se quedó sin salida al resultar éste destruido y, al no poderse guardar en ninguna parte, desequilibró toda la red y causó el apagón.
La repentina falta de suministro en lugares tan distantes de Barcelona como el norte de Huesca o las comarcas catalanas del Ebro fue, por tanto, consecuencia de la distribución en red de la energía eléctrica, que presenta grandes ventajas pero también el inconveniente de ampliar enormemente un problema menor. Las ventajas se pusieron rápidamente de manifiesto tras el apagón, al comenzar rápidamente la recuperación del suministro.
"Se produjo un apoyo inmediato del resto de la red", explicó Juan Tambouri, director de operación de la red eléctrica española. Así, con las cinco centrales paralizadas, el suministró volvió gracias a energía procedente de otras plantas de producción españolas y de la red europea, con la que España está conectada a través de Francia.
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