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El Gobierno de Malabo culpa a España de una sangrienta represión militar en la isla de Annobón

Fue la gota que hizo desbordar el vaso. El viceprimer ministro guineano, Miguel Oyono, había convocado ayer a todo el cuerpo diplomático en Malabo para dar su versión de la sangrienta represión, este fin de semana, de una revuelta en la isla de Annobón. Tras confirmar la muerte de al menos dos personas y cinco detenciones en las operaciones, Oyono responsabilizó de la matanza a España, que, dice, apoyó el envío de 50 agitadores a Annobón. Los representantes españoles no tuvieron más remedio que responder a la ofensa y, sin querer oir mas, abandonaron la sala.

El representante de la Embajada de Estados Unidos se solidarizó con el disgusto de los representantes españoles y, siguiendo su ejemplo, abandonó bruscamente, en señal de protesta, la mesa presidida por Oyono. Aseguran testigos del incidente que el viceprimer ministro, que habitualmente cuenta con la pasividad y resignación española para lanzar este tipo de provocaciones, se quedó atónito ante el inesperado arranque, el primero de este calibre desde los tiempos de la dictadura de Francisco Macías, el tío y antecesor del presidente Teodoro Obiang.La reunión había sido convocada para dar la versión oficial al cuerpo diplomático extranjero en Malabo en relación con las denuncias efectuadas por el Consejo de Ancianos de Annobón de una sangrienta represión de los militares, este fin de semana, en la isla situada a 600 kilómetros de Malabo.

Según un comunicado difundido por dicha instancia, al que ha tenido acceso este diario, el envío de más de 200 militares a Annobón el pasado sábado tenía como objetivo "atacar a una isla indefensa" y poner fin a los disturbios desencadenos por la muerte de dos civiles, el pasado viernes, por los disparos de los militares no annoboneses destacados en la isla.

El documento asegura que, según informaciones "de medios de la telecomunicación militar", los dos muertos son Basilio Salas Marqués, de 29 años, y Domínice Piño Huesca, de 25 años. Según otras fuentes annobonesas, ambos murieron a raíz de un forcejeo provocado por su negativa a chapear -trabajar gratis- para el mantenimiento de la pista de aterrizaje de la isla. Al parecer, los jóvenes se rebelaron a las órdenes de los militares como protesta por la prohibición del Gobierno de Malabo de que aterricen en la isla los aviones de la cooperación española.

En efecto, desde hace tres meses, los aviones militares de la cooperación española no han podido realizar el vuelo que habitualmente efectuaban a la isla una vez al mes con ayuda humanitaria. Malabo, además, ha negado a España la autorización para el envío a Annobón de una ayuda alimentaria para hacer frente a la escasez de alimentos, que este año se ha acentuado por la pérdida de las cosechas.

Estos desaires son interpretados por diversas embajadas occidentales en Malabo como un nuevo desafío guineano a España además de un nuevo castigo a los annoboneses, que, ante la tradicional marginación del régimen, en los últimos tiempos han protagonizado diversos episodios de protesta.

Cerco de silencio

El cerco de silencio que el Gobierno de Obiang ha impuesto a Annobón, sin enlace telefónico con el resto, del país, dificulta el esclarecimiento de lo ocurrido este fin de semana.Sin embargo, diversas fuentes diplomáticas manifestaron que la rápida divulgación de estas noticias en todo el país había contribuido a crispar el descontento (le la población hacia el régimen de Obiang. Todo ello coincidiendo con el nerviosismo añadido por la retirada de la mayor parte de la guardia pretoriana marroquí que, tras encargarse durante 14 años de la seguridad de Obiang, voló en la madrugada de ayer rumbo a su país.

Fue el propio Oyono quien ayer confirmó que el envío de soldados había sido forzado por el estallido de una revuelta en la que la población annobonesa habría "secuestrado y torturado" al gobernador y al jefe de la guarnición. El responsable guineano confirmó que se habían producido "al menos" dos muertes y cinco detenidos. Pero, según su versión, la causa fue la resistencia de los 2.000 habitantes de la isla a los 200 militares de refuerzo.

Lo que puso la guinda a esta controvertida explicación fue que, según Oyono, la intervención militar fue necesaria tras la instigación a la revuelta hecha por 50 agitadores llegados recientemente a la Isla con el apoyo de la oposición a Obiang y de algunas embajadas extranjeras, especialmente la de España.

El gesto con el que la diplomacia española respondió ayer a este nuevo insulto de las autoridades guineanas fue bien recibido en Madrid por los partidarios en Exteriores de mantener una línea de firmeza frente a Obiang. Los defensores de esta postura, que cuenta con el apoyo de La Moncloa, acusan a la línea de los blandos de defender el lema de lo mejor es no hacer nada y, con ello, de favorecer la entrega de la ex colonia a las pretensiones francesas de suplantar la influencia española en la zona.

Portavoces de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Exteriores español reiteraron ayer la "inamovilidad" de la postura de Madrid que exige a Teodoro Obiang unas "elecciones verdaderamente libres y justas". Ello ha sido el detonante de la casi ruptura con el Gobierno de Malabo, que quiere celebrar unos comicios legislativos sin garantías el próximo 12 de septiembre y que ha calificado estas presiones de "injerencia neocolonial". El Gobierno español va a pedir explicaciones al embajador guineano en Madrid, Bruno Esono, y el Ministerio de Exteriores guineano, sobre las acusaciones formuladas ayer por Oyono.

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