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España y Francia se oponen a la propuesta de Kohl de retrasar la unión monetaria

Javier Moreno

La idea que el lunes lanzó el canciller alemán, Helmut Kohl, de alargar "en uno o dos años" los plazos para alcanzar la unión monetaria ha tenido una fría acogida política, pero ha calentado de nuevo los mercados. Españoles y franceses se mostraron ayer contrarios a la idea, mientras la Comisión Europea y el resto de países optaron en general por un prudente silencio. Las palabras de Kohl provocaron un fortalecimiento del marco alemán en el Sistema Monetario Europeo (SME). La divisa española se depreció casi dos pesetas frente al dólar y una frente al marco.

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Para el Ejecutivo español, aún es posible corregir los desequilibrios económicos que hacen que España no cumpla en la actualidad los requisitos para la unión monetaria en los plazos previstos, según Economía. Por tanto, "no es necesario ni conveniente modificar con tanta antelación los plazos pactados en Maastricht", opina el Gobierno español.También el primer ministro italiano, Carlo Azegllo Ciampi, aludió ayer al futuro de la unión monetaria, al invitar a sus colegas comunitarios a reconstruir y relanzar el Sistema Monetario Europeo "sobre fundamentos nuevos y de mayor solidez".

Frente a la posición de los Gobiernos español y francés, la oposición en pleno (PP, lU-lC, CiU, y PNV) coincidió ayer en calificar de lógica la propuesta de Kohl. Para el PP es incluso "demasiado optimista" pensar sólo en dos años de retraso. Miquel Roca cree que Kohl acierta cuando antepone condiciones de convergencia a calendario.

El Gobierno francés, como el español, discrepa de la nueva postura alemana. Alain Lamassoure, ministro delegado para los Asuntos Europeos, declaró que quizá sea conveniente interrogarse en sentido inverso y pensar si la crisis de las últimas semanas y las vividas últimamente por el SME no nos indican la conveniencia de acelerar la realización de la total unión monetaria", informa Octavi Martí.

El ministro alemán de Economía, Günter Rexrodt, quiso calmar los ánimos al declarar que la segunda fase de la unión monetaria se iniciará el 1 de enero de 1994, pero en realidad vino a confirmar las palabras de Kohl al admitir que aún es pronto para saber si el 1 de enero de 1999 se podrá producir la unión monetaria: "De aquí a entonces pueden pasar muchas cosas", declaró en Bonn.

El optimismo del Gobierno español para cumplir con las condiciones de baja inflación, déficit del 3% del PIB y deuda pública limitada -amén de estabilidad cambiarla-, que exige Maastricht para acceder a la unión monetaria dentro de los plazos marcados, contrasta con la percepción más pesimista que de sus propios problemas tiene el Gobierno alemán.

No falta quien ve en esta cautela la causa del giro dado por Helmut Kohl. "Algunos países importantes han visto últimamente como se les complicaba el cumplimiento de los criterios de convergencia", opina Ulrich Beckmann, economista en Francfort del servicio de estudios del primer banco alemán, el Deutsche Bank, en referencia a Alemania.

De continuar así las cosas, se podría dar la paradoja de que Francia, con un franco pendiente del marco, cumpliese los criterios de convergencia, mientras que Alemania, cuya divisa reina sobre Europa, se viese en dificultades.

Deslizamiento de la peseta

A pesar de estos consejos aúlicos, el mercado de divisas sí, que dio importancia a las palabras de Kohl: las presiones sobre las monedas más débiles -incluida la peseta- reaparecieron en el seno del SME. La divisa española perdió de nuevo posiciones frente a la alemana, pasando de las 82,5 pesetas por marco de la víspera a las 83,47 de ayer. Lo mismo sucedió con el billete verde: un dólar costaba ayer en Madrid 141,94 pesetas, casi dos, pesetas más que el día anterior. En Nueva York, cerró a 142,5 frente al dólar.Los operadores del mercado de divisas y los analistas, no obstante, opinan que el constante deslizamiento de la peseta no 1 es especialmente acusado porque la ampliación al 15% de la banda de fluctuación ha aumentado también su margen razonable de fluctuación.

En situación parecida a la peseta se vieron el resto de monedas -franco francés, corona danesa, franco belga y escudo portugués-, que observaron cómo sus posiciones se debilitaron a lo largo del día frente al marco.

La divisa francesa pasó a cotizar a 3,5220 francos por mar co, frente a los 3,5055 del día anterior. El Bundesbank (banco central alemán) contribuyó también a las tensiones en el SME al mantener ayer intacto su tipo de interés.

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