Chaparrón de la oposición sobre el Gobierno

El Gobierno se fue ayer de vacaciones abrumado por la despedida que le dispensó la oposición. El Partido Popular e Izquierda Unida golpearon sin piedad al nuevo ministro de Economía, Pedro Solbes, cuyo estilo profesoral, sosegado y conciliador chocó con las ganas de la oposición de marcar desde el principio su terreno de juego sin concesiones. Hasta los más afines, CiU y PNV, dejaron en la tribuna de oradores un rosario de exigencias y de reproches, sobre todo por la lentitud en la adopción de medidas, aunque el tono de éstos fue de colaboración y disposición a arrimar el hombro.Si expectación había por escuchar a Pedro Solbes, no era menor respecto al nuevo portavoz del PSOE y ex ministro de Economía, Carlos Solchaga. Su tono contundente, entrando en el cuerpo a cuerpo con los restantes portavoces, sobre todo con Rodrigo Rato, del PP, produjo el espejismo de que quien hablaba era el titular de Economía bis. No se recató en hacerlo explícito el portavoz del Partido Popular.

La exposición de Pedro Solbes no permitió alegrías, a pesar de que a cada petición de sacriflCio añadía que "lo peor ya ha pasado", por lo que fue inútil el intento de la diputada socialista Ana Balletbó de iniciar un aplauso ante el desconcierto de sus compañeros. Media docena de diputados intentaron seguirla, pero se vio que no había clima y se hizo el silencio.

Solbes desgranaba con lentitud y con claridad el diagnóstico, salpicado con alguna apreciación que provocó risotadas en el PP para desconcierto inicial de los nuevos ministros. Pasadas dos horas de pleno ya advirtieron que es habitual en la Cámara que los miembros del Gobierno sean interrumpidos una y otra vez por abucheos y que sólo los más experimentados aguantan el tipo sin perder el hilo. Al final, tuvo que intervenir el presidente del Congreso, Félix Pons, para atajar los comentarios en alto.

Pons había reconvenido previamente a Carlos Solchaga, dispuesto a demostrar "a la opinión pública" que el PP continuaba sin comunicar su alternativa. Cuando Solchaga empezó a examinar a la oposición, el presidente del Congreso se alarmó, ya que esos interrogantes provocarían una reapertura del debate.

El PP despejó la duda sobre sus intenciones. Rato dejó muy para el final el asunto que les congregaba y con tono de invectiva hizo un remedo de debate del estado de la nación: "Éste es un Gobierno interino, que va repartiendo carteras para buscar ayuda..."