Rapiña
Por su falta de fe perecieron los dinosaurios; en cambio, los carroñeros sobrevivieron gracias a su codicia. Las cifras que expresan esta profunda crisis económica son abstractas, pero cual quier hecatombe general siempre se reduce a un drama íntimo, de la misma forma que uno puede resbalar ' en una piel de plátano y morir del batacazo mientras está cayendo la bomba de hidrógeno sobre su cabeza. Por todas partes nos anuncian desgracias, y desde las playas atestadas bailando y devorando sandías oímos por la radio asegurar a los agoreros lo pobres que somos. Que Dios te dé salud para ver dos o tres crisis más igual que ésta, ya que la primera obligación de las personas consiste en no morirse, aunque las funerarias no estén de acuerdo. Los enterradores triunfan en tiempos de epidemia. Ahora también hay individuos que se nutren de quiebras, hipotecas, fallidos y ejecuciones. Son los buitres de cuello pelado que me rodean los despachos de directo res de banco, llevando un maletín forrado con la piel de los que se han arruinado. La crisis eco nómica crea un estiércol muy hondo que alimenta a toda clase de ratas y carroñeros. En este momento alguien está ganando mucho dinero con tu desánimo. Hay que resistir. El optimismo es una fuente de riqueza. Si no quieres escuchar los graznidos de felicidad que emiten las aves de rapiña sobrevolando el préstamo que no has podido atender, apriétate el cinturón, vuelve a la austeridad espartana, pon los pies a remojo en un lebrillo bajo la parra, come frutas y ensaladas, vístete con los viejos pantalones y una camisa blanca y limpia, cómprate un sombrero de paja, cuida tu salud para que al menos la crisis económica no te hagasangrar la úlcera de estómago y aguanta todos los embates agarrado al tarro de merme lada dé la abuela. La crisis pasará. Sólo la falta de fe podría tumbarte. Así sucedió con los dinosaurios. Sería terrible contemplar a los carroñeros celebrando una victoria tan rotunda como su codicia, que sólo habría sido posible gracias a tu pesimismo.
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