Alaska, una empresaria atípica de la música
En su taller tecnológico produce discos, vídeos y trabajos de infografía
En 1977, la imagen de Olvido Gara Jova enfundada en un traje de leopardo al frente del grupo Kaka de Luxe dio la vuelta al mundo. Comenzaba la movida madrileña, y aquella mexicana, hija de cubana exiliada y español, que se hacía llamar Alaska sólo tenía 14 años. Después llegaron Los Pegamoides, Dinarama, y ahora Fangoria. A su lado, casi siempre, Nacho Canut. En un chalet de Aravaca, Alaska y Canut han montado su centro de operaciones, su "casa de squatters", como lo definen algunos colegas. En este "taller tecnológico", sus empresas Videoinferno, Vulcano y Bleep producen vídeos, graban discos y hacen trabajos de infografía.Lejos está el apogeo del punk, aquellas demenciales actuaciones en bares emergentes y los escándalos provocados en las mentes conservadoras. En 1979, Olvido Gara encabezaba Alaska y Los Pegamoides, y canciones como Terror en el hipermercado y Bote de Colón fueron adoptadas como himnos por sus fieles y como anécdotas por aquellos que, encontraron desplazados de la noche a la mañana por_una nueva generación. Allí estaban también Carlos García Berlanga, Nacho Canut, Eduardo Benavente y Ana Curra, con Almodóvar y Fabio McNamara como compañeros de viaje.
Historia del pop español de los ochenta, de la que sólo permanecen Alaska y Canut, que han diversificado sus actividades hacia negocios atípicos a través de tres empresas. Videoinferno ha realizado 16 vídeos en otros tantos meses, entre ellos los galardonados con los primeros premios en los festivales de Vitoria y Teruel. Vulcano acaba de producir 2. 0, el último disco de Fangoria, grupo de Alaska y Canut. Bleep nació con vocación de crear videojuegos, un reto imposible.
"Trabajamos con un concepto unitario, tratando todo como algo global", dice Alaska. "Los que se acercan por aquí son artistas, no estrellas del pop. Siempre hemos vivido de espaldas a esto, y ahora intentamos un canal alternativo que existe en otros paises, pero no aquí". Y Alaska y Nacho Canut recuerdan sus comien zos. "Cuando empezamos estaba el circuito de las universi dades, que venía de los progres", dice Canut. "Estaban mal vistos, pero comparados con lo de ahora era el paraíso". Un ahora que no parece satisfacerles, por su manera de hablar de la radio -"la radiofórmula ha sido horrible, y eso se aplica a la televisión"-, de las discográficas -"las indepen dientes se rindieron a las radios"- y de los músicos -"sólo buscan dinero rápido"-.
Alaska y Nacho Canut intentan controlar su obra de principio a fin -"siempre hemos sentido dueños de que hacíamos", dicen- sin que, aparentemente, les influyan opiniones externas. "La misma gente que nos ha puesto muy mal ahora opina bien. No nos lo podemos creer. Parece que hay falta de memoria, y por eso, lo que sale de nuestro círculo no nos influye. Nunca hemos perdido de vista a los que están en las 10 primeras filas. Es algo muy naïf, pero nos mantiene como somos".
Alaska mantiene correspondencia con sus seguidores a través de un fanzine.- "Es nuestra manera de agitar. Dar a conocer lo que pensamos, leemos y hacemos. No es un club de fans, sino una relación con gente muy joven y muy fiel". Repasar los fanzines del club Fan Fatal es entrar en terrenos "contraculturales", palabra muy apreciada por Alaska. La edición de algunas pegatinas presenta a una Alaska más preocupada por temas políticos y sociales (el eslogan Mantenga limpia España lleva un muñeco tirando a la papelera una cruz gamada). "Son actitudes de la etapa del punk más herencia de la protesta de los sesenta ", termina. "En 1977 el punk rompió con lo anterior, y el acid rompió con el punk. Nosotros queremos seguir haciendo de todo".
Babelia
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