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Las bombas no detendrán a la justicia, dice Scalfaro

Destituido el jefe de los servicios secretos italianos tras los atentados de Milán y Roma

"Las bombas, no impedirán que en Italia se restablezcan la legalidad y la justicia" afirmó ayer el presidente de la República Italiana, Oscar Luigi Scalfaro, en un mensaje a la nación tras los tres atentados de a noche anterior, que causaron cinco muertos y decenas de heridos en Milán y Roma. Miles de personas se sumaron a una huelga de dos horas en diversas ciudades, pero sobre todo en las más afectadas, en protesta por unos hechos sobre cuyo significado, expresado por Scalfaro, hay pocas dudas. El Gobierno, por su parte, destituyó al jefe de los servicios civiles de información. "Pueden matamos inluso a nosotros. Pero esto no detendrá el vance del pueblo en su renovación deeada, determinada e interpretada por el Parlamento", señaló Scalfaro.

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El presidente italiano definió así el alcance de los atentados: "Sin duda, son agresiones a las instltuciones, al Gobierno, por parte de fuerzas que promueven un vacío de poder en un momento tan delicado y con un Gobierno que, con dificultad extrema, está cumpliendo su deber en todos los campos y que: ha asumido la dificil tarea de guiar este tránsito importante para la vida de la democracia en Italia"."Este país, que enfrentado a errores y inales pasados tiene la fuerza y el coraje de restaurar el derecho, el orden, la transparencia y la limpieza no teme que salgan nombres de cualquier nivel", añadió el presidente de la República. La frase de Scalfaro aludía a la coincidencia de que los atentados del lunes se produjeran precisamente pocas horas después de que las televisiones anunciaran que Giuseppe Garofano y Carlo Sama, los dos principales implicados en la investigación judicial sobre el caso En¡mont, habían empezado a dar los nombres de los políticos "de máximo nivel" que cobraron de Montedison una comisión ilegal de 150.000 millones de liras (más de 10.000 millones de pesetas), la mayor pagada en Italia.

Tales nombres se mantienen todavía en el más estricto secreto, pero tanto el abogado de Garofano como el de Raúl Gardini, el ex presidente del grupo Ferruzzi que se suicidó la pasada semana, han sugerido suficientemente que la, investigación judicial apunta a Bettino Craxi, ex secretario general socialista; Arnaldo Forlani, ex secretario democristiano, y Giulio Andreotti, ex presidente del Gobierno, también democristiano. Los tres, dueños y señores de la política italiana de la pasada década.

Primera detención

Ayer se produjo, sin embargo, la primera detención aparentemente relacionada con las declaraciones de Garofano: la de Bruno Pazzi, de 81 años, ex presidente de la Comisión de Control de las Operaciones en Bolsa. Pazzi está acusado de haber recibido varias comisiones de Pino Berlini, ex consejero financiero del grupo Montedison.En esta fase de conclusión de la investigación y en la perspectiva de la próxima aprobación de una reforma de la ley electoral, que dará paso a unos comicios en los que más de 300 parlamentarios investigados perderán sus escaflos y la inmunidad -lo que les deja a merced de la justicia-, se inscriben los atentados del lunes. La Cámara y el Senado aceleraron el proceso de ratificación previsto y aprobaron precisamente ayer la reforma, que deberá, sin embargo, ser sometida a una última votación al haberse introducido modificaciones menores al texto.

Las únicas opiniones disidentes de la interpretación trazada por el jefe de Estado procedían precisamente de políticos investigados y, en especial, de los socialistas, como Bettino Craxi, queextremista que promueve una estrategia golpista".

Hay una frase que, en boca de Ugo Intini, el portavoz de Craxi, adquiría una significación aún más explícita: "Desde hace un año, hay en marcha un golpe sinuoso y una caza de brujas contra el sistema democrático y de partidos. En las cazas de brujas, hacen falta llamas". En el mal trecho entorno de Craxi, se responsabiliza, pues, de las bombas precisamente a los que desean el cambio político en Italia.

El ministro del Interior, Nicola Mancino, confirmó al Parlamento que los tres explosivos que estallaron el lunes, uno en el centro de Milán y dos en Roma, estaban compuestos por la misma mezcla de pentrita y T-4 utilizada los pasados días 14 y 27 de mayo en los atentados del barrio romano del Parioli y en Florencia, respectivamente.

También señaló que las nuevas acciones terroristas respondían probablemente al mismo objetivo que las anteriores: causar las menos víctimas posibles y atraer la máxima atención de la opinión pública internacional.En ese sentiao, ayer se desmintio la versión inicial de que los tres bomberos muertos en Milán fueron atraídos al lugar de la explosión por una llamada de los mismos terroristas. En realidad, los llamó la Policía Municipal, uno de cuyos agentes murió igualmente. Un extranjero de 44 años que dormía sobre un banco fue la quinta víctima.

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