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Entrevista:Gustavo Suárez Pertierra

"Educación e investigación son prioridades en época de crisis"

Gustavo Suárez Pertierra, asturiano, 43 años, catedrático de Derecho Canónico, fue director general de Asuntos Religiosos, dentro del departamento de Justicia, en el primer gobierno socialista (1982); subsecretario del Ministerio de Defensa (1984) y Secretario de Estado para la Administración Militar desde 1990.Pregunta. Esta entrevista coincide con el comienzo de las negociaciones del Gobierno y sindicatos en busca del pacto social. ¿Cuál va ser la aportación de su Ministerio a esa búsqueda?

Respuesta. Desde este Ministerio vamos a luchar contra el paro, y le damos al asunto la importancia que le corresponde, en la medida en que es el principal problema que tiene planteado el país.

P. ¿Pero de qué modo concreto?

R. Yo creo que resulta sustancial potenciar un sistema adecuado de formación profesional que ligue definitivamente la enseñanza con todos los sectores del sistema productivo. Me parece muy importante convencer a los agentes sociales, si no lo estuvieran ya, de que la formación profesional (FP) es una inversión de las más rentables.

P. ¿No le parece que el impulso a la FP en España llega un poco tarde?

R. Aunque es verdad que el Plan Nacional es relativamente reciente, no hay que despreciar el esfuerzo que constituye porque por primera vez se plantea, yo creo que de manera correcta, la integración de la formación profesional reglada y la ocupacional. Lo que ahora se trata es de desarrollar una oferta de formación seria que, de verdad, pueda a contribuir a la mejora de nuestra competitividad. Lo que pasa es que se necesita un poco de tiempo. El Ministerio va a trabajar para intentar que todas las familias de la FP tengan todas sus titulaciones definidas a lo largo del próximo año.

P. Es en los Presupuestos Generales del Estado donde se plasman las "prioridades políticas" ¿Tendrán la educación y la investigación esa atención que muchos analistas aconsejan precisamente para los tiempos de crisis?

R. Como ministro de Educación, y como ciudadano, comparto ese punto de vista. La educación y la investigación son prioridades estratégicas en tiempos de crisis. Por consiguiente es una cuestión prioritaria, y creo que también desde la óptica del Gobierno. En este sentido, espero que tendremos los recursos suficientes para llevar adelante los dos aspectos que me parecen fundamentales: el mantenimiento del calendario de la reforma -el calendario de la LOGSE- y el otro gran objetivo: mejorar la calidad de la enseñanza. Estoy convencido de que vamos a poder mantener esa prioridad. Eso sí, sin perder de vista que también desde este Ministerio tenemos que actuar solidariamente con el objetivo general de combatir el déficit público.

P. Eso último que acaba de decir, a los sindicatos de profesores les puede sonar un poco a amenaza.

R. No, no. ¿Por qué?

P. Porque cuando se habla de contener el gasto público...

R. No, no. En absoluto. No sé si puede sonar como usted dice, pero quisiera evitar ese fantasma. Digo esto después de decir que la educación me parece una inversión prioritaria.

P. ¿Cuáles son sus planes con el proyecto de ley de actualización de la ley de Reforma Universitaria (LRU)?

R. Dicho proyecto había superado ya el trámite del Senado cuando se disolvió la legislatura. Se había producido un debate bastante amplio y el decantamiento de los grupos políticos ante el mismo. Mi planteamiento es volver a conectar con los grupos políticos para conseguir el mayor consenso social antes de de volverlo al Gobierno.

P. Está también el tema de la modificación de la edad de la jubilación forzosa del profesorado, incluida en ese proyecto

R. Por supuesto, éste es un aspecto que concita una gran sensibilización que yo comparto. Estoy muy preocupado ante el temor de que se frustren las expectativas de los aproximadamente 400 profesores que el 30 de septiembre podrían verse afectados por el aplazamiento de la reforma de la edad de jubilación. La solución técnica no es fácil, pero estamos estudiando el desgajamiento de ese aspecto del resto del proyecto de ley de la actualización de la LRU y cuál puede ser la solución ténica mas adecuada para la cuestión.

P. El diálogo del Gobierno con el Episcopado ha pasado por momentos difíciles, que parecen superados. Dados los grandes intereses de la Iglesia en el mundo educativo, ¿puede haber influido en su designación para esta cartera el hecho de que en su día usted desempeñara la dirección General de Asuntos Religiosos?

R. Hombre, yo no lo sé. Eso habría que preguntárselo al presidente del Gobierno. Las relaciones no están mal efectivamente, y prueba de ello es un hito tan importante como el acuerdo, alcanzado recientemente, que permitió resolver el viejo problema del profesorado de religión. Yo, por talante personal y por obligación política, voy a trabajar para que esas relaciones continúen en un clima de diálogo y entendimiento lo más profundo posible.

P. El problema de este profesorado se ha resuelto, pero sigue vivo un punto de discrepancia: el planteamiento de la clase de religión.

R. No creo que ése sea un problema abierto. La opción de la LOGSE, que es la de flanquear la asignatura de religión con el estudio asistido, me parece una opción muy equilibrada. No hay que olvidar que cuando se debatió esta cuestión, frente a la postura de quienes pensaban que la clase de religión debía de contar con la ética como asignatura alternativa, también existía la de quienes pensaban que la libertad de los alumnos se respetaba mejor no ofreciendo alternativa alguna. Creo que la fórmula encontrada es plenamente respetuosa con los derechos de todos.

P. Vayamos con la ciencia. ¿Habrá recortes presupuestarios en investigación científica y tecnológica?

R. Mi planteamiento es contar con los recursos directos que pueda invertir el Plan Nacional; incorporar a investigación lo que se pueda de los fondos estructurales europeos y, sobre todo, ligar la investigación a los grandes proyectos de modernización del Estado, que afectan a los transportes, infraestructuras, hidrología.... Es un objetivo prioritario del Gobierno, pero hay que recordar que estamos en un mal momento económico.

P. España apenas roza el listón del 1% del PIB para investigación, objetivo de hace unos años, y que es aún muy inferior al de otros países europeos.

R. Otros países han hecho antes el esfuerzo de incorporar recursos a la investigación, llegando al 2% del PIB y más. Sería ideal poder alcanzar aquí ese porcentaje. Creo que hemos avanzado mucho y que tenemos una inversión bastante adecuada a la categoría industrial y social de España. Por mi parte no van a faltar esfuerzos.

P. Qué líneas de investigación van a ser prioritarias?

R. Voy a intentar desarrollar al máximo los planes diseñados por los diferentes organismos públicos de investigación. La ciencia dejará de ser un misterio en la medida en que se ligue con los procesos productivos.

P. ¿Considera que España tiene ya un número suficiente de investigadores, tan necesario para la vitalidad de la ciencia?

R. Tenemos un nivel científico muy importante y un número de investigadores probablemente adecuado a nuestro peso en el mundo. El esfuerzo que se ha hecho ha sido realmente importante y ha dado sus frutos. P: Un lector se preguntaba si no se podría hacer un esfuerzo como el realizado para obtener medallas olímpicas, pero dedicado a lograr que algún español fuera Premio Nobel de ciencias.

R. Ojalá pudiéramos lograr algunos premios Nobel que nos dieran prestigio en el extranjero. Pero me parece que el problema no es tanto alcanzar esos resultados de admiración general sino incorporarnos al lugar que nos corresponde en nuestro entorno.

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