El rescate del ruido y la furia

El Ministerio de Cultura otorgó ayer los Premios Nacionales de Teatro correspondientes a 1993 a los grupos UR Teatro, de Rentería (Guipúzcoa), y la Fura dels Baus, de Barcelona, "en reconocimiento a sus brillantes trayectorias artísticas". Cada uno de estos premios está dotado con dos millones y medio de pesetas. Los galardones fueron propuestos por el Consejo del Teatro, presidido por el director general del INAEM, Juan Francisco Marco, en el que forman parte intérpretes, dramaturgos y ensayistas, tras examinar las distintas propuestas formuladas por las comunidades autónomas y asociaciones relacionadas con el teatro. Estos dos colectivos coinciden en su amor por la acción más dura y corrosiva y, en consecuencia, por el uso -en palabras de Shakespeare en su Macbeth- del "ruido y la furia" como fuente de inspiración.

Está bien que se den estos premios (después de tantos años de hacer costumbre con los teatros, los directores, los nombres del tópico. El UR Teatro, un colectivo de Rentería, muy marcado por las mujeres -su directora es Helena Pimenta; y Ana Pimenta es actriz y representante- ha ido saliendo en los festivales de teatro jóvenes: en el de Cabueñes, en el de Madrid (1988, 1989) presentaron una Pentesilea (con el título de Rémoras), de Von Kleist, que me pareció bastante odioso y mal hecho, a partir de la traición al autor y a su idea de la lucha hombre-mujer.El hecho de ser gente joven, el hecho de ser trabajadores y de hacer teatro de esta magnitud en Rentería no parecía suficiente para tomarles en consideración: ni siquiera en esos festivales. Pero después vino su tercer trabajo, El sueño de una noche de verano, en el que la misma Helena Pimenta trabajó sobre la célebre comedia de Shakespeare, y ha sido la moda de estos dos años; ensalzado, alabado, recomendado, ha corrido por las pequeñas salas con la admiración de todos. Es, sin duda, este tercer montaje de la compañía (el primero, que yo sepa, fue Antihéroes, de la misma autora), el que le proporciona el Premio Nacional.

Hurones catalanes

De la Fura dels Baus -fura significa hurón en catalán; el fiero hurón de los bosques- lleva años y años creando algo que no sé si es teatro, pero que es una serie de espectáculos que maravillan allí por donde vayan; y donde les permitan trabajar, porque hay países donde las leyes de peligrosidad son muy severas y protegen no sólo a los espectadores sino también a los propios actuantes.El teatro de La Fura dels Baus se sitúa siempre al borde de la catástrofe pero, que yo sepa, estos clásicos universales no han llegado a producir ningún accidente. Espectáculo de violencia y de ruido, de maquinarias insólitas y amenazadoras, ha ido introduciendo elementos sonoros extraordinarios, que van mas allá de la simple función de subrayar las escenas y que ya han sido editados en disco. Yo soporto mal la estridencia, el exceso de decibelios: pero forma parte de un mundo contemporáneo, de un mundo moderno, que es el que explota esta singular compañía.

Su último espectáculo, Noun, que llevan en una fastuosa carpa propia, tiene, además, textos, propios y ajenos -hasta de Antonin Artaud- y una cierta filosofia que reside más en el programa que en la brillantez de lo que se ve; como los textos terminan siendo incomprensibles. Se ve que hay una busca considerable por salir de sí mismos y de su repetición; esa investigación, esa intelectualización de la fuerza, y esa veteranía, merecían muy bien el Premio Nacional.