La voladura encendió la mecha
La onda expansiva que derribó los edificios de Nuevo Versalles se ha llevado por delante también a José María Mohedano. El hasta ahora secretario general del Grupo Socialista ha sufrido las consecuencias de una investigación emprendida por este diario después de que saltaran por los aires, en la mayor voladura de obra civil registrada en Europa, las fantasmagóricas estructuras que dejó empatanadas en los años setenta José Luis Pinto Fontán.El Gobierno autónomico destinó 400 millones a destruir los 21 edificios inacabados de Nuevo Versalles (al sur de Madrid) para edificar al 7.000 viviendas sociales.
El promotor de la idílico urbanización de 16.000 pisos anunciada por la niña Heidi en los periódicos de la época había desaparecido del mapa dejando tras de sí deudas, incumplimientos y quejas vecinales, que se repitieron en otras promociones de Pinto Fontán en pueblos de Madrid. Nuevo Versalles incumplía las normas urbanísticas las obras fueron paralizadas por el Gobierno Civil en 1979. Además, la autovía que iba pasar por allí quedó desechada y toda la inversión se fue garete; igual que el Banco de Valladolid, que había avalada la operación. El banco fue con flotado con 2.000 millones de dinero público y vendido después al Barclays Bank.
Desaparecido
Pinto Fontán ya había traspasado hábilmente sus bienes y los de la empresa a nuevas sociedades instrumentales, y dejó deudas por valor de 1.000 millones de entonces (4.000 millones de ahora) Desapareció. Sus acreedores creían que estaba en Brasil.EL PAÍS le localizó ha tres semanas en Madrid. El empresario insolvente vivía en una lujosa mansión de Somosaguas; dirigía nuevas empresas sin figurar en ninguna, había cambiado sus apellido. Días antes casaba a su hija María José, arquitecta, de 29 años, en una majestuosa boda festejada en el hotel Palace. EL PAÍS verificaba después (7 de julio) que Pinto Fontán (ahora Gómez-Pinto) seguía dejando deudas (urbanización Las Terrazas, en Aravaca; urbanización Isla Jardín, (en Guardamar, Alicante). Actualmente debe al menos 37 millones a pequeños empresarios, al margen de grandes empréstitos sin resolver (3.000 millones y 2.800 millones) con Cajamadrid y La Caixa.
El pasado 15 de julio, EL PAÍS informó de que el diputado Mohedano asesora a Pinto Fontán desde 1974 conduce desde 1989 un Jaguar propiedad de una empresa de este promotor y ha intervenido en diversas gestiones como abogado para representarle ante autoridades bancos. La mecha de pólvora había llegado a sus pies.
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