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La 'república de los magistrados'

Una nueva casta de jueces lidera la lucha contra la corrupción en Francia

Eric de Montgolfier, el fiscal que dirige la Operación Pies Limpios, se ha convertido en el gran protagonista del verano francés. A través de los medios de comunicación, el fiscal libra una terrible batalla con Bernard Tapie, diputado prosocialista y presidente del club de fútbol Olímpico de Marsella (OM). De Montgolfier habla sin el menor tapujo, lo que le ha valido una crítica pública del presidente François Mitterrand. Pertenece a esa nueva raza de fiscales y jueces de instrucción franceses que lideran a golpe de tambor la lucha contra la corrupción.El fenómeno de la república de los magistrados no es estrictamente italiano. Ya en los últimos años de su hegemonía política los socialistas franceses denunciaban el "creciente poder" de los fiscales y los jueces de instrucción. Aseguraban que su "arrogancia", la "espectacularidad" de sus acciones, su "violación sistemática del secreto de sumario" y su "complicidad con los medios de comunicación" hacían presagiar un desplazamiento del centro de poder desde los escaños de la representación popular a los despachos de los juzgados.

Edith Boizette rompió el fuego en 1988. Esta juez dirigió ante las cámaras de televisión y casi en directo la instrucción del caso Pechiney, un asunto de uso privilegiado (le información económica confidencial en el que estaban implicados varios compañeros de viaje del Partido Socialista (PS).

En 1990 el juez Thierry Jean-Pierre comenzó una instrucción transparente del caso Urba, la financiación ilegal del PS a través del fantasmal gabinete de estudios que llevaba ese nombre. Pero el Ministerio de Justicia, entonces en manos socialistas, le arrebaté, el caso. Tomó el relevo el juez René van Ruymbeke, que asestó dos duros golpes a los socialistas: el registro de su sede central en París y el procesamiento de Henri Errimanuelli, presidente de la Asamblea Nacional.

La pasada semana, un tribunal de Rennes dio la razón a Van Ruymbeke. El tribunal ordenó que Emmanuelli sea juzgado por presunto tráfico de influencias. El socialista reaccionó de un modo que ha sido elogiado incluso por la actual mayoría de centro derecha: dimitió como diputado de las Landas y anunció que volverá a presentarse ante los electores el próximo otoño. "Que los ciudadanos juzguen", dijo.

Bajo el liderazgo de Michel Rocard, los socialistas parecen haber decidido que el recurso a la decisión popular es la principal arma que pueden oponer a dos poderes que, según afirman, no cesan de crecer sin que nada ni nadie los controle: la justicia y los medios de comunicación. Dos poderes que, añaden, están crecientemente interrelacionados.

Tapie ha adoptado otra línea de defensa en el escándalo de soborno progatonizado por el OM, el club que él preside. Su posible vinculación con el caso no ha sido probada todavía y quizás no lo sea nunca, pero la mera asociación al mismo de su nombre le confiere una dimensión política. Tapie fue ministro en el Gobierno de Pierre Bérégovoy, el socialista que se suicidó porque no pudo tolerar que su honradez fuera puesta en cuestión por la magistratura y la prensa. Tapie es ahora diputado prosocialista por Marsella.

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Plante de Rocard

El arma utilizada por el presidente del OM es la que mejor conoce: el uso de los medios de comunicación. Tapie multiplica las declaraciones afirmando que existe "un compló" para "matarle" políticamente. En busca de apoyos, intentó la pasada semana reunirse con Michel Rocard, el presidente del PS, pero éste rechazó el encuentro. "He querido evitar una conferencia de prensa conjunta con Tapie sobre el OM", dijo Rocard.El problema es que Tapie ha topado con la horma de su zapato. El fiscal De Montgolfier pertenece a la nueva generación de magistrados que informa a la prensa tres o cuatro veces al. día sobre la marcha de la investigación. Es más, no tiene reparo en dar sus opiniones subjetivas.

De Montgolfier tiene el pleno apoyo del juez que instruye el caso, Bernard Beffy, y de la mayoría de la magistratura francesa. La Asociación Profesional de Magistrados afirma: "El fiscal tiene todo el derecho del mundo a comentar sus acusaciones.

El pasado 14 de julio, el fiscal de la Operación Pies Limpios recibió un severo correctivo en público. Se lo propinó el mismo presidente de la República cuando, en su entrevista televisada, acusó a De Montgolfier de violar dos fundamentos del derecho francés: el secreto de sumario y el principio de presunción de inocencia. Al día siguiente, el ministro centrista de Justicia, Pierre Mehaignerie, convocó al fiscal y le invitó a ser más discreto.

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