Guerrilla contra el paro
No hay nada más dramático. Ni nada peor que el paro. Destruye familia, rompe culturas y derriba Gobiernos. Es también el elemento más utilizado para la demagogia, la descalificación y el escándalo. Precisamente por la enorme incidencia que en cada uno de los españoles tiene. No hay soluciones mágicas para acabar con él. Pero sí es un enemigo al que se puede combatir. Es un oponente que cuenta con múltiples aliados, y como a los más poderosos, estoy convencido de que hay que atacarle, más que con una batalla del estilo Tormenta del Desierto, con táctica de guerrilla: ataques rápidos, pequeños y constantes. Sin descanso.La Comunidad de Madrid es una de las regiones que con más dureza han soportado y soportan los rigores del paro. Con un tejido industrial cada vez más deteriorado, la propia capitalidad de Madrid sólo ha servido para agudizar un problema que adquiere ya a niveles nacionales su expresión más dramática. En enero de 1993, la población desempleada en nuestra comunidad autónoma superaba la cifra de 230.000 personas. Más de la mitad están en nuestra propia capital. Es rara ya la familia que no tiene entre sus miembros uno o más parados.
Siempre he creído que situaciones así hay que criticarlas con toda energía. Pero también creo que la crítica pierde todo su valor si se queda sólo en eso: en llorar y en cruzarse de brazos. A llorar -ya se sabe-, a los Paúles. Las posibles soluciones al problema del paro deben venir de un esfuerzo común de todos los agentes económicos, sociales y políticos. Bien es verdad que hoy, precisamente, no parece que corran buenos tiempos para cualquier pacto social. La reciente cita electoral ha obligado, además, a retrasar acuerdos de este tipo, que, en mi opinión, son columna vertebral para cualquier operación medianamente eficaz contra el desempleo. Pero si hoy no es posible una batalla frontal, sí lo es, con toda seguridad, una guerra de guerrillas contra el paro.
En esta línea es en la que el grupo municipal socialista ha intentado trabajar en el Ayuntamiento de Madrid. Estamos convencidos de que cada una de las instituciones tiene su parte de responsabilidad en este problema. Tampoco es que hayamos descubierto el océano -en muchas ocasiones es el sentido común el mejor experto-, pero creemos sinceramente que ese esfuerzo común del que hablábamos antes tiene su oportunidad en nuestra propia corporación.
Hasta ahora no hemos conseguido que ninguna de las medidas propuestas por nuestro grupo haya tenido no ya la aceptacion de quienes hoy ocupan la Casa de la Villa, ni siquiera la posibilidad de haber sido discutidas o mínimamente analizadas. Desgraciadamente, el partido que hoy malgobierna en esta ciudad está más interesado en la descalificación, la crítica irracional y el acoso a todo lo que huela a izquierdas que en resolver los problemas de sus conciudadanos. Para ellos, el paro es un instrumento más para atacar la política socialista. Nunca un cáncer social que hay que extirpar entre todos. No importa. El grupo municipal socialista va a continuar planteando medidas racionales para acabar con el paro. Sin demagogias y con realismo, sabiendo que es una batalla larga y difícil, pero no perdida.
Las medidas que presentamos no son una panacea. Son un intento serio y riguroso de implicar al Ayuntamiento en la lucha contra el paro. Sabemos también que las competencias municipales son limitadas. Pero, en todo caso, no es despreciable el papel que en este sentido la corporación madrileña puede desempeñar, especialmente en lo que se refiere a una política fiscal que, al menos, no desanime el inicio y desarrollo de la actividad empresarial y profesional y a una política urbanística que haga más estimulante la implantación industrial y comercial en nuestro municipio.
Se trata, pues, de ocho medidas que seguramente son criticables. Y que ojalá lo sean si con ello conseguimos mejorarlas y, sobre todo ponerlas en práctica.
Medida lª. Reducir las cuotas del impuesto sobre actividades económicas, disminuyendo para ello el coeficiente municipal de población del 1,65 a una cifra que suponga que las cuotas medías no superen a las de 1991, actualizadas en el IPC.
Medida 2ª. Reducir la tasa por licencia de apertura de establecimientos -que ha crecido este año en un 19%- hasta unas tarifas que no sean superiores al 5% sobre las de 1992, por resultar evidente que es una agresión directa al estímulo de iniciar nuevas actividades y, por tanto, a la creación de empleo.
Medida 3ª. Eliminación de la doble imposición que sobre la construcción, uno de los motores de la actividad económica, supone la nueva tasa por licencia de obras (puesto que ya existe el impuesto sobre la construcción). Esta doble imposición se eliminaría haciendo que la tasa la pagasen todos los contribuyentes y devolviéndola de oficio a quien pague el impuesto sobre la construcción por el inicio real de la obra.
Medida 4ª. Eliminación de la nueva figura tributaría de tasa sobre proyectos y urbanización, también penalizadora de la actividad constructora.
Medida 5ª. Producción de nuevo suelo industrial que permita competir con otros municipios y regiones en el momento en que la recuperación económica produzca nueva demanda de este tipo de suelo.
Medida 7ª. Recuperación de la actividad del Instituto Madrileño para el Empleo y la Formación Empresarial (IMEFE), creado y potenciado en su día con el apoyo de todos los grupos políticos municipales y que llegó a tener gran actividad. En los presupuestos de 1993 del gobierno del PP prácticamente ha desaparecido, reduciendo su actividad al 25%, el número de alumnos al 17%, y se ha rebajado su presupuesto de 2.675 millones a 800.
Medida 8ª. Recuperación de la actividad de Promadrid como empresa que anime a la iniciativa privada para la creación de nuevas empresas convenientes para el desarrollo económico de nuestra ciudad.
Esta empresa, que se creó con dos objetivos: fomentar la inversión privada en la ciudad y realización y diseño de planes estratégicos, fue reducida por el PP, inicialmente, al exclusivo cumplimiento del segundo objetivo, y en la actualidad plantea su total desaparición.
Son medidas que tienen en común la posibilidad de ser llevadas a la práctica. Es ahora el Ayuntamiento de Madrid el que debe aclarar ante la opinión pública si quiere o no luchar contra el paro. O si prefiere criticar, echar la culpa a otros, utilizar demagógicamente el desempleo y hablar, hablar y hablar sin hacer nada para resolver uno de los más graves problemas con los que se enfrenta Madrid. Nosotros creemos que los madrileños se merecen el esfuerzo de su Ayuntamiento.
Juan Barranco Gallardo es portavoz del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Madrid.
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