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Una multitud enfurecida mata a palos a dos periodistas en una represalia en la que desaparecen otros dos

Al menos 80 somalíes murieron ayer -sólo 13, según Estados Unidos- durante el bombardeo al que las fuerzas de las Naciones Unidas en Somalia (Onusom) so metieron a un barrio de la capital, Mogadiscio. El objetivo del ataque de nueve helicópteros estadounidenses, era la residencia de uno de los ayudantes de Mohamed Fará Aidid, el más poderoso de los seño res de la guerra somalíes, al que la ONU ha sometido a un estrecho cerco tras la muerte de 24 cascos azules paquistaníes el 5 de junio. La acción de la ONU enfureció a la población de Mogadiscio, que descargó su ira contra los informadores: dos reporteros gráficos, un británico y un alemán, murieron apaleados cuando fotografiaban la escena del bombardeo. Otros dos periodistas han desaparecido.

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El ataque, el más cruento desde la llegada de los cascos azules a Somalia el pasado mes de diciembre, se llevó a cabo por la mañana. En ese momento, la plana mayor de la Alianza Nacional Somalí (SNA), la coalición que preside Aidid, se encontraba reunida en la residencia de Abdi Kabdid, que ostenta el cargo de ministro del Interior de esta formación. Algunas fuentes del partido han señalado que Aidid no estaba presente.Nueve helicópteros norteamericanos (tres aparatos de reconocimiento, tres Blackhawks y tres Cobra) descargaron ráfagas de ametralladora y misiles Tomahawk sobre la residencia de Kabdid y los edificios adyacentes, situados a algo más de un kilómetro del centro de Mogadiscio. El barrio quedó reducido a escombros. Varias columnas de humo negro se elevaban a mediodía al cielo de la capital.

El balance de víctimas fue creciendo progresivamente a lo largo de la jornada. Después del ataque, el portavoz militar de Onusom dio la cifra de seis muertos. Horas más tarde, en el hospital Benadir se amontonaban una treintena de cadáveres. Finalmente, un portavoz de Naciones Unidas citado por la agencia italiana Ansa reconoció la existencia de al menos 80 muertos.

Ataque "con precisión"

Un portavoz del Departamento de Estado en Washington señaló ayer, por el contrario: "Hubo 13 guerrilleros somalíes muertos y 11 heridos lo que es considerablemente distinto de las informaciones facilitadas por los seguidores de Aidid". El citado portavoz añadió que fue un ataque 1levado a cabo con precisión bajo los auspicios de la resolución 837 del Consejo de Seguridad".El ataque, según el portavoz de Onusom, Dave Stockwell, tenía como objetivo "desmantelar la capacidad de control y mando del SNA" y "responder a los recientes ataques contra el personal de la ONU en Somalia, especialmente el asesinato de seis empleados somalíes la semana pasada en Mogadiscio".

La presencia de informadores en el lugar del bombardeo desquició a los centenares de personas que rescataban los cuerpos de entre los escombros. Una multitud enfurecida, armada con palos y piedras, mató a los fotógrafos Dan Eldon, un británico de 22 años que trabajaba para la agencia Reuter, y Hans Kraus, alemán de 30 años de la agencia Associated Press. "Vi a Dan corriendo delante de mí, perseguido por una multitud. Se le echaron encima", cuenta Mohamed Shafi, un cámara somalí que logró escapar del tumulto tras haber sido apaleado y herido de bala. Decenas de personas impedían que el cadáver de Kraus fuera recogido.

Otros dos informadores de Reuter, el técnico de sonido Anthony Macharia y el fotógrafo Hos Maina, de nacionalidad keniana, que se encontraban junto a ellos, han desaparecido y se les da por muertos. Maina colaboró estrechamente el pasado verano con los enviados especiales de EL PAÍS en Mogadiscio.

Los periodistas no pudieron confirmar el número de víctimas ya que masas airadas de somalíes les impedían acercarse a los hospitales de la ciudad. Un grupo armado depositó frente al hotel donde se alojan los informadores 16 cadáveres.

El enfrentamiento entre los partidarios de Fará Aidid, que controla las regiones central y meridional de Somalia, además del sur de la capital, y las fuerzas de la ONU parece así llegar a un punto sin retorno. La ONU culpa a Aidid de la muerte de 24 cascos azules paquistaníes en una emboscada el 5 de junio. Desde entonces las tropas de la ONU han llevado a cabo reiteradas operaciones de castigo contra sus posiciones, que culminaron con el bombardeo de su cuartel general el 17 de junio. Aidid permanece oculto en el sur de Mogadiscio y la ONU ha puesto precio a su cabeza: 25.000 dólares (unos tres millones de pesetas) por cualquier información que conduzca a su detención. Además de los paquistaníes, otros cinco soldados marroquíes y tres italianos han muerto en el último mes en escaramuzas con sus seguidores. El SNA anunció en la tarde de ayer que continuará luchando "hasta la salida del último soldado de la ONU" de Somalia.

Mientras tanto el ministro de Defensa italiano, Fabio Fabbri, afirmó ayer que pedirá a la ONU y a Estados Unidos la suspensión de las operaciones de combate en Somalia para reducir la tensión que se respira en la antigua colonia italiana. "Debemos reconsiderar el objetivo global de la misión en Somalia", dijo Fabbri. "Sugerimos un periodo de enfriamiento para reducir la tensión, la suspensión de las operaciones de combate y un esfuerzo para restaurar el diálogo".

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