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El bioquímico Stanley Miller considera que la aparición de la vida fue un proceso rápido

Destacados científicos presentan los seres vivos no como algo casual, sino necesario

El norteamericano Stanley Miller mostró ayer su convicción de que la cadena de fenómenos químicos que dio lugar a la primera forma de vida tuvo que desarrollarse con gran rapidez. "Calculo que duró entre 10.000 y 10 millones de años", precisó. Es un plazo muy breve si se compara con los 4.000 millones de años que ha necesitado la evolución para que a partir de aquellos primeros seres vivos acabara surgiendo el hombre. Miller forma parte de la historia de la ciencia por ser el primero que sintetizó moléculas prebióticas reproduciendo las condiciones de la Tierra primitiva.

La organización del Congreso sobre el Origen de la Vida sacó ayer de la sala de conferencias a cuatro de los pesos pesados que participan en las sesiones para reunirlos ante la prensa. Los premios Nobel, Christian de Duve (Medicina, 1974) y Manfred Eigen (Química, 1967); el químico Albert Schenmoser y el propio Miller coincidieron en plantear el fenómeno vida Cómo algo que no respondió al azar, sino que se derivó como algo muy probable de las condiciones ambientales que se dieron en la Tierra en un momento dado, no mucho después de su formación hace 4.550 millones de años."La vida volvería a darse si aquellas condiciones volvieran a repetirse", aseguró De Duve después de confesar que mantiene una postura marcada mente determinista. "No se trata de algo altamente improbable", agregó, "sino al contrario, y existe una posibilidad elevada de que pueda haber ocurrido en otros lugares si se han dado las condiciones adecuadas". Eigen coincidió con este planteamiento -"la vida como tal es fácil", dijo- pero se apresuró a precisar que "algo bien distinto es la aparición de la inteligencia humana,", un acontecimiento que necesitó 4.000 millones de años de evolución.

En otros planetas

Sobre los planteamientos de De Duve, Miller extrajo la conclusión lógica de que "muchos otros planetas pueden albergar la vida". El bioquímico estadounidense parte de la base de que la facilidad para que se produzcan es una condición básica de las reacciones químicas que, encadenadas, fueron creando los componentes necesarios para dar lugar las primeras formas de vida. "Si no es fácil, no es prebiótica", es la frase que utilizó en la conferencia con que abrió la primera jornada de trabajo. Han de ser reacciones que el define como "robustas" -que no precisan de condiciones demasiado específicas- y que, en consecuencia, pudieron encadenarse con rapidez. En su conferencia hizo un listado de cuáles considera robustas y cuáles no, ofreciendo así un inventario de aquellas que con más probabilidad tuvieron un papel importante en el origen de la vida.El hecho de que los estudiosos del problema sostengan la hipótesis de una aparición relativamente rápida de la vida en una Tierra al menos en parte abonada por moléculas prebióticas sintetizadas de forma natural en la ingente cantidad de cometas que bombardearon nuestro satélite en sus orígenes no significa en absoluto que no perduren una serie de incógnitas sobre cómo a partir de las moléculas prebióticas se llegó a una primera célula, por muy distinta que ésta fuera de las que se conocen.

El biólogo mexicano Antonio Lazcano, que trabajó en la écada de los setenta con Alexandr Oparin, el gran precursor de las actuales investigaciones sobre el origen de la vida, aprecia al menos cuatro grandes problemas que de momento impiden determinar el proceso de reacciones químicas que dio lugar a los primeros seres vivos: se desconoce con precisión la composición de la atmósfera de la Tierra primitiva; no se conocen síntesis sencillas de polinucleótidos -precursores del ARN, el tipo de moléculas sobre el que probablemente se sostuvo la primera forma de vida-; y son un misterio tanto el origen es del metabolismo como el de las membranas celulares, básicos para conocer cómo los primeros seres obtenían energía y se diferenciaban del medio. Sin una membrana aislante no puede hablarse de seres individuales con capacidad de evolucionar.

La memoria celular

Lazcano lamenta que los estudios sobre el origen de la vida los hayan fundamentalmente desarrollado los químicos no por culpa de ellos", precisó- porque considera que buena parte de las pistas que pueden aportar conocimientos relevantes sobre la vida primitiva se encuentran en las propias células actuales, postura con la que coincide plenamente con la expuesta por el también biólogo De Duve en la conferencia de prensa de ayer. "La célula guarda memoria de la química del principio de la vida", subrayó el investigador belga.En lo que Lazcano no coincide con De Duve es en las posiciones deterministas del Nobel. "Yo otorgaría al azar un papel ontológico", subrayó el investigador mejicano, que considera muy necesario "un brinco conceptual para la descripción de los primeros organismos", que tienen que ser "de una simplicidad absoluta".

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