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EE UU relega al Reino Unido a una posición de segundo plano en Europa

Enric González

La diplomacia británica se ha quedado huérfana. Tras más de cincuenta años como primer interlocutor de Estados Unidos, el Reino Unido ha sido desplazado por Alemania y Francia. La publicación de una lista oficial de los países que más interesan a la Casa Blanca, por orden de importancia, confirma la relegación de Londres como centro de poder internacional y pone en precario los esfuerzos británicos por mantener su asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La clasificación de países, por orden de importancia desde el punto de vista de Washington, apareció la semana pasada en un documento del Departamento de Estado titulado Estado 2000: Un nuevo modelo para la gestión de los asuntos internacionales. Para consternación del Reino Unido, Alemania ocupaba la primera plaza, seguida por Francia. Los británicos quedaban en tercer lugar, como país de segunda fila en la Comunidad Europea. Luego venían las potencias asiáticas, Japón y China. La lista seguía con Rusia, México, Israel, Canadá e Irak. España ocupaba el puesto 22, entre Argentina y El Salvador.El relativo interés de la Casa Blanca hacia Downing Street no es nuevo. Los primeros indicios de que el actual presidente, Bill Clinton, no miraba a los británicos con tanto cariño como sus antecesores Ronald Reagan y George Bush, aparecieron en la campaña electoral de otoño. El indisimulado apoyo del Gobierno de Londres a la candidatura de Bush molestó a Clinton.

Luego emergió el plan estadounidense de ampliar el Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo a Alemania y Japón. La ampliación reduciría la influencia británica en el organismo y, según alguna de las opciones contempladas, podría hacerle perder el puesto en favor de un sólo representante para toda la Comunidad Europea, preferiblemente alemán. Una idea parecida es sopesada para los consejos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Por si quedaban dudas sobre el papel británico en el nuevo orden internacional, Downing Street no recibió aviso alguno antes de que las fuerzas norteamericanas lanzaran su reciente ataque contra Irak. Y, este fin de semana, Washington despreció otra vez al Foreign Office: anunció la suspensión de pruebas nucleares durante doce meses, justo cuando el Reino Unido se disponía a efectuar tres pruebas en el desierto de Nevada.

La decadencia del Reino Unido como potencia internacional se ve acelerada por sus problemas económicos internos. Las Fuerzas Armadas británicas sufrirán en 1994 un severo recorte presupuestario, estimado en unos 190.000 millones de pesetas.

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