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Margarita Rivière combate con un libro de humor el drama de la crisis política

"El momento es como para hacer humor", dice la escritora Margarita Rivière; "antes que llorar -y yo me niego a llorar-, hay que reír". Cómo ser progre y de derechas (método moderno para la cuadratura del círculo) (Grijalbo), un libro en clave de humor sobre el desarme ideológico característico de la posmodemidad, que nació de las últimas elecciones en España y también de la comprobación de ciertas actitudes "cavernícolas" que perviven entre algunos políticos autóctorios. El libro fue presentado ayer en Madrid."El humor siempre sale en los momentos de crisis", recuerda Rivière, de 48 años, veterana periodista barcelonesa que desde hace un tiempo se dedica al ensayo. Un libro suyo sobre la estética de lo cursi ganó el Premio Espasa de ensayo el año pasado; en noviembre se publicará otro sobre el periodismo observado desde dentro.

"Los catalanes tenemos un estereotipo muy malo en el resto de España", dice, y, sin embargo, la gente debería darse cuenta de que existen catalanes, como Josep Pla o Albert Boadella, que son un modelo en el arte de reírse de sí mismos, algo por lo demás muy arraigado en el seny catalán: la socarronería, la ironía, la alergia a ese sentido dramático de la existencia tan propio de la meseta y de la vida política en la capital. "Mi intención es poner algo de humor en ese drama cotidiano que es la política ".

¿Cómo se ha llegado a ese magma de derecha y de izquierdas en el que, según Rivière, vivimos actualmente en España? Una vez que se consolida el mensaje de que "la izquierda ha fracasado", el atractivo que encuentra la gente en el nuevo estilo de vida es, entre otras cosas, que combina lo tradicional con la rebeldía, lo reaccionario con lo anti, lo antiguo con lo moderno, la utopía con el pragmatismo, la complacencia con la crítica, la ilusión con la catástrofe, la razón con la fe, la ingenuidad con la conspiración, la sinceridad con la hipocresía, la creatividad con la censura y el liberalismo con el racismo.

Para Rivière, tanto la derecha como la izquierda "pretenden la cuadratura del círculo" en el centro, y ella teme que no tarde en salir un partido de extrema derecha: es un fenómeno que ya ocurre en otros países. "Nosotros creímos que éramos de izquierdas", dice, "pero resulta que todo el mundo tiene una mentalidad de derechas, pues es generalizado el gusto por la riqueza, el poder, la buena vida".

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