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González abre el diálogo social con las reservas sindicales ante la ley de huelga y el despido

El presidente del Gobierno en funciones, Felipe González, se propone ofrecer el lunes a los líderes; de UGT y CC OO, Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez, la negociación de un gran acuerdo social en el que la prioridad sea crear empleo. Los tres dirigentes no mantienen un encuentro de similar trascendencia desde hace dos años, cuando se empezó a gestar el fallido pacto de competitividad. A diferencia de entonces, ahora no hay condiciones previas ni problemas de método. Sí hay dos puntos extremadamente difíciles para lograr un consenso: la flexibilidad de los despidos y la ley de huelga.

Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez recibieron ayer la tercera llamada telefónica desde las elecciones legislativas del vicepresidente del Gobierno en funciones, Narcís Serra, para concertar una cita que abra el diálogo social. Ese primer encuentro se producirá el próximo lunes entre el jefe del Ejecutivo y los dirigentes sindicales.La intención de Felipe González es conocer la disposición que tienen los sindicatos a negociar y lograr un pacto de rentas -salariales y empresariales- y de reforma del mercado laboral que cree empleo. Fuentes de Presidencia del Gobierno manifetaron ayer que pretenden sondear las posibilidades de que todos los interlocutores sociales asuman una responsabilidad colectiva debido ala grave crisis económica y a la demanda social para que se recupere el diálogo.

Las resoluciones adoptadas por las direcciones de UGT -en su comité confederal- y de CC OO -en un encuentro de secretarios generales- se inclinan claramente por negociar un gran pacto social. En esta ocasión no hay condiciones previas ni impedimentos de método, que tanto perjudicaron anteriores intentos de diálogo. Lo que sí han dejado claro los sindicatos a la hora de preparar las propuestas que llevarán a la mesa negociadora es que hay unos con menos dificultades y otros en los que previsiblemente se necesite una gran astucia de todos los interlocutores para sortearlos.

Existe coincidencia entre UGT y CC OO en que la moderación salarial no será un impedimento para el pacto. Tampoco se prevé que haya grandes problemas a la hora de discutir la movilidad funcional, la sustitución de las ordenanzas laborales franquistas por convenios o la reforma de la formación profesional. Los dos puntos negros serán, sin duda, el despido y la ley de huelga.

Los empresarios quieren flexibilizar el despido, mientras que los sindicatos opondrán una resistencia numantina a que se abarate o se facilite las rescisión de las relaciones laborales. Un alto dirigente de la CEOE asegura que, si no se flexibiliza el despido, no habrá una reforma de la contratación para devolverle la causalidad -que el contrato eventual se utilice para puestos temporales-, tal como pretenden las centrales sindicales. En consecuencia, esas dos posiciones condicionarán la discusión sobre la reforma del mercado laboral.

Oposición empresarial

A ello se añaden los criterios divergentes de sindicatos y patronal sobre la ley de huelga. UGT y CC OO van a defender que se mantenga el texto que pactaron con el PSOE en noviembre pasado y que no se convirtió en ley por el adelanto de las elecciones. La CEOE mantiene un absoluto rechazo a ese proyecto de ley.Algunos dirigentes socialistas son optimistas pese a esas dificultades. El presidente de Castilla-La Mancha y miembro de la Ejecutiva del PSOE, José Bono, afirmó ayer que la aprobación del texto íntegro de la ley de huelga no es la cuestión más importante que afecta al país. A su juicio, "el pacto social está cada vez más cerca". Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid, manifestó: "Si las modificaciones de la ley de huelga se hicieran a capón, me parecería mal".

Contactos de González

La CEOE no quiere negociar hasta que haya nuevo Gobierno

El presidente del Gobierno, conocedor de esas reticencias de la cúpula patronal, ha optado por continuar sus habituales contactos con los que llama "empresarios reales". Se trata de miembros del Instituto de Empresa Familiar, del Club de Empresarios y algún banquero, con los que tantea el posible contenido de un acuerdo social, la moderación de las rentas o la reforma que se ha de aplicar en el mercado laboral.Los dirigentes de la CEOE ven con recelo esos contactos de González marginando a la patronal. Y aseguran que, para negociar, la representación empresarial pasa por la CEOE, le guste o no al Gobierno. Un cercano colaborador de Cuevas comenta con ironía que los contertulios de González son "la nómina de siempre, los mismos empresarios que antes del 6-J hacían cola en Génova [la calle de la sede del Partido Popular]".

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