Francia impedirá que España logre aplicar el acuerdo de Schengen en enero

La presidencia española del Grupo de Schengen pretende que los ministros de los, nueve países miembros se comprometan hoy en Madrid a desmantelar sus fronteras comunes como muy tarde el 1 de enero de 1994 pero las objeciones de Francia, gobernada ahora por la centro-derecha, impedirán, probablemente, que alcance su objetivo ' . Esta dilaciones irritan al Parlamento Europeo, que amenaza ahora con denunciar a la Comisión ante el Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea (CE) por no velar por el cumplimiento de los tratados.Todos los países de la CE, excepto el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca, forman parte de Schengen, que preside España hasta hoy, y cuyo propósito era permitir la libre circulación de personas entre sus miembros coincidiendo con la entrada en vigor del mercado único el 1 de enero pasado.

El desmantelamiento de las fronteras para las personas quedó después aplazado hasta el 1 de julio y ahora el secretario de Estado español para la CE, Carlos Westendorp, espera que los nueve miembros se comprometan por lo menos a hacerlo el 1 de enero. Para que se ponga en práctica Schengen los Estados integrantes del Grupo deben satisfacer ocho requisitos de los cuales Francia sólo considera que cumplen cinco, mientras los demás estiman que sólo una condición está aún por cumplir.

Se trata de la entrada en funcionamiento del Sistema Informático de Schengen (SIS), el gran fichero policial del Grupo, que, según Westendorp, estará listo dentro de dos o tres meses. Países como Italia y Grecia tardarán, sin embargo, meses o incluso años en conectar sus comisarías, consulados etcétera con la central del SIS en Estrasburgo.

Para Alain Lamassoure, ministro francés de Asuntos Europeos, hay dos fallos más. Primero el control de las fronteras externas de Italia y Grecia deja mucho que desear a pesar de que una comisión creada por el Grupo que las ha visitado señale que es satisfactorio.

Tráfico de estupefacientes

La segunda objeción francesa concierne los acuerdos firmados entre los nueve para la lucha contra el tráfico de estupefacientes que aún no se aplican. En claro París está disgustado por la legislación liberal de Holanda dónde el hachís está en venta libre en los bares.

Durante algún tiempo la diplomacia española sospechó que las reticencias francesas eran achacables al deseo de rematar durante su presidencia del Grupo, que empezará, en principio, al día siguiente de la española, la labor desarrollada por Westendorp. Ahora en el entorno del secretario de Estado se teme que las reservas de París obedezcan a razones de política interior inspiradas por el ministro del Interior, Charles Pasqua, empeñado en acabar con la inmigración ilegal. "Si es así no van a ceder" comenta decepcionado un alto funcionario español.