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REPRESALIA CONTRA SADAM

EE UU advierte a Irak contra toda venganza

Clinton refuerza la presencia militar norteamericana en el golfo Pérsico con el portaaviones 'Theodore Roosevelt'

Antonio Caño

Mientras trata de sacar rendimiento político a su acción militar en Bagdad, la Administración de Clinton advirtió ayer a Irak contra todo intento de venganza por el ataque del domingo, y como medida disuasoria envió un portaaviones a aguas del Golfo. Clinton afirmó que el ataque consiguió desarticular los servicios secretos iraquíes e insistió en que las naciones o grupos que patrocinen el terrorismo correrán la misma suerte. La acción norteamericana ha contado con el respaldo de los países aliados, incluida Rusia, que asegura haber sido informada con anterioridad. China y los países del Tercer Mundo ondenan el ataque y hablan de doble moral. En Estados Unidos, dos de cada tres norteamericanos están de acuerdo con la decisión de su presidente.

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Una flota integrada por el portaaviones Theodore Roosevelt y otros 12 barcos de escolta se dirigía ayer hacia aguas próximas a Irak, en pleno Golfo Pérsico, con intención de responder a cualquier medida de represalia que el Gobierno iraquí pueda tomar por el ataque con misiles contra el cuartel general de los servicios de espionaje en Bagdad, donde murieron ocho civiles y otros diez resultaron heridos.El vicepresidente norteamericano, Al Gore, declaró ayer que Sadam Husein sería "muy torpe" sin ordenase ahora alguna acción de venganza tras el bombardeo del domingo.

Portavoces del Pentágono han comentado que no esperan de forma inmediata ataques iraquíes contra intereses norteamericanos o los de sus aliados en Oriente Próximo, en referencia a Israel o países amigos, como Egipto, aunque sí son previsibles medidas de represalia contra la oposición interna iraqui.

El jefe de los servicios secretos iraquíes ha prometido venganza en una carta pública a Sadam Husein enviada a varios periódicos en Bagdad. Fuentes occidentales no le otorgan demasiado crédito ya que consideran la misiva como una declaración de mero consumo interno y apoyo al liderazgo.

Bill Clinton ratificó ayer las primeras impresiones sobre el éxito de la operación realizada en la madrugada del domingo y aseguró que ha recibido un informe de su Consejero Nacional de Seguridad, Anthony Lake, que confirma que la capacidad del servicio de espionaje iraquí para organizar actos terroristas ha sido seriamente dañada tras el ataque del domingo. La inteligencia del régimen de Sadam ha quedado prácticamente desmantelada, según los informes de Lake.

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El presidente norteamericano dijo también que la acción contra Irak ha servido de paso para "advertir a todos los terroristas del mundo con qué firmeza responderá EE UU" cuando sus intereses sean atacados. Clinton reconoció, sin embargo, que "siempre existe un peligro potencial de terrorismo, al que vamos a tratar de forma muy agresiva".

La conexión sudanesa

Estas declaraciones otorgan una nueva dimensión a las investigaciones del FBI sobre una supuesta trama terrorista que pretendía asesinar en Nueva York al secretario general de la ONU, Butros Gali, al presidente egipcio, Hosni Mubarak, y otras personalidades norteamericanas.

Entre los detenidos hay varios sudaneses y no se descarta que el régimen integrista de Sudán esté detrás. La cadena de televisión ABC informó la semana pasada que dos diplomáticos sudaneses acreditados ante la ONU, estaban siendo investigados por la policía norteamericana. De con firmarse la implicación de un país como Sudán, Clinton tendría otra oportunidad. El régimen de Jartúril, aliado de Irak e instigador del terrorismo integrista que asuela Egipto, no representa un enemigo de cuidado por lo que una operación de castigo resultaría sencilla.

Por el momento, Clinton, que atravesaba un momento de baja popularidad, ha podido rentabilizar políticamente su iniciativa militar. Los expertos aseguran que con esta acción aislada, el presidente ha logrado transmitir una imagen de liderazgo. Su alocución tervención televisiva para explicar la decisión fue muy contundente. Un 66% de los norteamericanos, según una encuesta de la cadena CNN y del diario USA Today, apoyan por completo la decisión del presidente, aunque sólo un 20% opina que eso aumenta la confianza en él. Un 541/6 se declara incluso partidario de matar a Sadam Husein. En el Congreso, sólo se ha escuchado en contra la voz de un congresista demócrata de California, que se queja de que la Casa Blanca no consultase al Parlamento antes de ordenar el ataque.

Entre los medios de comunicación, una amplia mayoría respalda la acción militar contra Irak, aunque el diario The New York Times advierte que "la Administración tiene todavía que demostrar que esta clase de violencia ojo por ojo es la repuesta conveniente, sobre todo después de saberse que el ataque se cobró la vida de civiles inocentes cuya única conexión con Sadam Husein es la de tener la desgracia de vivir bajo esa tiranía".

La pérdida de vidas civiles también ha sido lamentada por otros países, incluso entre los que apoyan la acción. El Vaticano, por su parte, sin entrar a valor los hechos, deplora la muerte de ocho personas.

Clinton obtuvo también una buena reacción en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde todos las naciones occcidentales se expresaron a favor de la decisión de la Casa Blanca, unos de forma explícita (Reino Unido) y otros se limitaron a comprender las razones de Washington (Francia y España).

Rusia consideró "justificado" el ataque, aunque el vicepresidente Alexandr Rutskoi condenó ayer la represalia de Estados Unidos y declaró que "contradice los estatutos de la ONU". China expresó su "profunda preocupación" por lo ocurrido y lamentó la pérdida de vidas civiles. El representante de Cabo Verde, que hablé en nombre del bloque de los no alineados, deploró "todas las formas de terrorismo" y advirtió que "el uso de la fuerza es inconsistente con los principios de las Naciones Unidas". De la misma opinión fueron India e Indonesia, dos de los principales representantes del Tercer Mundo.

La mayoría de los comentaristas políticos norteamericanos elogiaron la discreción, la efectividad y el mínimo riesgo con el que fue ejecutada la acción del domingo, aunque algunos se quejan de que los objetivos militares norteamericanos no fueran más ambiciosos.

Para Bill Clinton esta es una buena oportunidad para ganar credibilidad entre una opinión pública que antes criticaba la debilidad del presidente en su toma de decisiones. El ataque contra Irak se ejecutó dos días después de que el Senado se pronunciase a favor del programa económico de la Casa Blanca. Ambos acontecimientos han sido interpretados como el principio de la recuperación política del presidente, que la próxima semana debuta en la arena internacional con un viaje a Japón y Corea durante el que asistirá a la cumbre del Grupo de los Siete en Tokio.

En los cinco primeros meses en la Casa Blanca, Clinton ha logrado un importante récord: ser el presidente recién llegado con menos aceptación popular.

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