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Ruptura de un partido

Los políticos siguen abandonando el Partido Democrático Liberal de Japón como consecuencia de la moción de censura del pasado viernes contra el primer ministro, Kiichi Miyazawa. Algunos de ellos son reformadores sinceros, indignados por el fracaso del Partido Liberal para satisfacer la demanda pública de un sistema más limpio. Otros son oportunistas, que apuestan por el realineamiento de las posiciones políticas como el medio más rápido de llegar a altos cargos. Se trata de un drama, de gran estilo: la fractura de un sistema de Gobierno por un único partido que ha conquistado un notable crecimiento económico y se ha mantenido durante cerca de cuarenta años. Pero a los rituales coreográficos de la política partidista japonesa subyacen cambios aún más drásticos en la opinión pública. Una nueva generación de japoneses urbanos que han crecido en la abundancia se vuelve ahora en contra de la política de las grandes fortunas, al tiempo que busca un mayor equilibrio entre los intereses de productores y consumidores en Japón.A corto plazo, el descontento podría conducir a Gobiernos aún más débiles. Eso podría convertir a Japón en un aliado y socio comercial todavía más frustrante y complicar la cumbre económica que se celebrará en Tokio el mes que viene. Pero si el reordenamiento del partido que se produce en estos momentos da voz a este nuevo electorado urbano, tanto Japón como sus aliados resultarán beneficiados.

22 de junio

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