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Eric Hobsbawm: "No hay buenas experiencias en la construcción de utopías"

Según el historiador, "Marx comprendería que una sociedad sin dinero es irrealizable"

Francesc Valls

Historiador de las revoluciones burguesas, analista del movimiento obrero, Eric Hobsbawm es un marxista británico nacido hace 76 años en Alejandría (Egipto), según el cual "no hay buenas experiencias en la construcción de las utopías". Además, el mercado ha sobrevivido y ha sepultado al comunitarismo. "Hasta Marx, que soñaba con una sociedad sin dinero, sin mercado, comprendería que hoy es irrealizable", asegura. Sin embargo, la idea de utopía es buena, ya que, según el profesor, los cambios concretos no se hubieran logrado sin los grandes proyectos revolucionarios.

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"Formo parte de una generación que ha crecido en tiempos de crisis; parecía el final del viejo mundo y por eso se idealizaba la posibilidad de un cambio total, de la revolución, de una sociedad nueva. Las expectativas, en la actualidad, han menguado: la experiencia no ha sido buena", asegura el historiador británico, que la pasada semana dictó un seminario en la cátedra Ferrater Mora de la Universidad de Gerona. Al desmoronamiento de los paises de socialismo real le ha seguido el retroceso de la izquierda en toda Europa, afirma en conversación con este diario."¿La victoria socialista en España?; sí, quizá sea una victoria en contra de la historia -visto lo sucedido en Francia o el Reino Unido-, pero no es muy socialista el PSOE, ¿no?". Esa es la visión que tiene el autor de La era del imperio (1875-1914) en lo que al socialismo español se refiere. Más categórico se muestra cuando extiende, a nivel internacional, el actade defunción del comunismo: "Como fenómeno mundial, no existe, salvo excepciones como Bengala o África del Sur". Una vez eliminada una parte de la izquierda, sólo resta la tradición de la II Internacional, la socialista, restaurada en 1951. "Lo que me parece más grave es la desintegración de la tradición socialdemócrata", opina. "Los partidos de la II Internacional fueron hasta hace pocos años partidos de gobierno o de oposición, que no han logrado el socialismo, pero han sido fuerzas que han construido el sistema económico social de los países desarrollados y sus logros", subraya. "Lo que me parecemás trágico es el declive moral de estos movimientos socialistas, algunos de los cuales han degenerado en sistemas de corrupción con bastante rapidez; hay excepciones, y hasta la fecha el movimiento laborista inglés puede ser todo lo estúpido y tonto que se quiera pero no corrupto", añade.

Los obreros y la gorra

Otras "excepciones admirables" son, a juicio de Hobsbawm, "los socialistas suecos o los austriacos -en Suecia y Austria, entre otras cosas, no hay desempleo-, porque la mayoría de los partidos de esa orientación han abdicado de sus principios", agrega este historiador, que se sitúa en lo que denomina "una izquierda razonable", título de una de sus obras. Haciendo gala de mode raciónj Hobsbawm mantuvo una dura polémica contra Tony Benn -representante del ala izquierda del laborismo británico- y defendió ante la sociedad fabiana, como asegura sonriendo, la bona fides de izquierda de Neil Kinnock, ex dirigente del Partido Laborista. Este texto, aparecido en Marxism today, así como una sugestiva conversación con el dirigente socialdemócrata alemán Peter Glotz, será editado junto con otros escritos de Hobsbawm por Editorial Crítica, en septiembre.

El historiador, entre sus reflexiones, abunda en lo que denomina "desagregación del viejo movimiento de masas". En la sociedad se ha producido un cambio estructural, afirma Hobsbawm. El profesor, que considera fundamental que sus alumnos conozcan cuándo apareció la gorra obrera como símbolo del internacionalismo, de una conciencia colectiva, dice que este prenda emblemática está en vías de eliminación de la vestimenta ideológica trabajadora. "Una cierta cultura colectiva de la clase obrera ha desaparecido: la gorra, el partido político, la asistencia familiar -padres e hijos- al partido de fútbol del sábado, el cine y la radio. No hay grandes ecuentros festivos, la gente tiene otras cosas que hacer con el ocio", añade.

Fin de la vida comunitana

"Ese cambio en el tiempo libre va en consonancia con los operados en la estructura de una población empleada. Antes en Gran Bretaña había grandes poblaciones constituidas por mineros, por ferroviarios, por gentes. con actividades en común. Ahora, por ejemplo en Gales del Sur, la mayoría de la población empleada son mujeres contratadas a tiempo parcial. Todo eso ha destrozado la base social comunitaria, ha introducido nuevas relaciones", dice Hobsbawm.

Los males de esos cambios arrancan de unos años después del fin de la IIGuerra Mundial, del origen de la sociedad del bienestar. "Lajuventud, entonces, era la antecámara del ser mayores, luego comenzó a ser un grupo específico. Ahora, después de la juventud, no hay nada", subraya.

En ese universo cambiante, en el que se forjan nuevos grupos y otros desaparecen, se busca la seguridad de lo inmutable, según el historiador: "La xenofobia o los nacionalismos, las religiones, los fundamentalismos, no tienen contenido positivo, son un grito de alarma, una búsqueda de cierta cosa en la que se pueda creer y que no cambie".

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