La tibieza de Myazawa con la corrupción política amenaza al Gobierno nipón
El primer ministro japonés, Kiichi Miyazawa, amenazado por una moción de censura que suma adeptos entre su propio partido y puede provocar su caída, afronta el peor momento de su mandato, denunciado por la oposición parlamentaria como condescediente, cuando no cómplice, con la corrupción.
Las principales fuerzas de la oposición, con 218 de los 496 escaños en la Cámara Baja, presentaron ayer una moción de censura, por incumplimiento programático, que prosperará si mantienen su promesa de apoyarla los 35 diputados de una facción gubernamental más interesada en la reforma y medidas anticorrupción prometidas, y no cumplidas, por Miyazawa. El periodo legislativo concluye el domingo sin haberse aprobado ninguna de ellas. Caso de ser derrotado, el primer ministro dispone de dos alternativas: dimitir o disolver la Cámara y convocar elecciones anticipadas.Las divergencias entre las cinco facciones del Partido Demócrata Liberal (PLD), en el poder desde 1.955, aumentan al no coincidir sus respectivos dirigentes sobre la labor de Gobierno, claramente impopular, o la conveniencia de aprobar una modificación electoral que reduzca la estrecha dependencia entre la política y el dinero, razón última de la mayoría de los escándalos nacionales. Los liberales se reunieron a última hora de ayer para tratar de evitar una escisión que, de producirse, provocará inevitablemente una crisis de Gobierno. Si la facción de Tsutoniu Hata, ex ministro de Finanzas, decide finalmente sumar sus fuerzas a las de la oposición socialista, centrista o comunista, "se votará por el cambio", afirmó el propio Hata.
El 'padrino' Kanemaru
Miyazawa es primer ministro porque así lo decidió uno de los cabezas de fila del PLD, Shin Kanemaru, el más poderoso y, de acuerdo con la fiscalía, uno de los más corruptos a juzgar por los millones ilegalmente devengados de empresas favorecidas por sus conexiones en el Ministerio de la Construcción.
El descrubrimiento del tráfico de influencia ejercido por el padrino y otros escándalos que afectaron casi siempre a políticos, financieros y mafiosos, deterioraron la imagen del Gobierno y obligaron a su primer ministro a un solemne compromiso en defensa de mayor limpieza en la actuación pública. El cumplimiendo de aquella promesa, cuyo primer enunciado se efectuó en noviembre de 1991, fecha de su nombramiento, es exigida ahora por la oposición y la disidencia de su partido. La sesión plenaria de la Cámara Baja donde deberá votarse la moción ha sido retrasada paria facilitar un arreglo con los liberales rebeldes. El secretario general del partido, Seroku Kaijawa, explicó a la prensa: "Queremos seguir discutiendo con nuestros jóvenes legisladores para coordinar la política del partido y rechazar la moción". La intención del voto es reformista entre los diputados más jóvenes, y reaccionaria entre los veteranos, opuestos a reformas que incluyen un mayor equilibrio entre el voto rural y urbano, un sistema combinado de elecciones y la aprobación de un fondo público para financiar la actividad partidista en lugar de donaciones empresariales.
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