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VISITA DEL PAPA

El Gobierno, satisfecho del tono utilizado por Juan Pablo II en sus discursos

El Gobierno está satisfecho por el tono utilizado por Juan Pablo II en los 17 discursos que ha pronunciado durante su viaje a España. Ha difundido su mensaje, pero sin utilizar la dureza de anteriores viajes o la vehemencia con que se pronunció sobre la situación de España a finales de 1991, cuando condenó la "crisis de valores" y el "neopaganismo" que, a su juicio, invaden ciertos sectores de la sociedad.El Pontífice ha cambiado de tono, incluso ha reconocido "apreciables progresos" de España en el marco democrático -15 años, de los que 11 han sido de Gobierno socialista- y su papel en la construcción de la Europa unida. El tono utilizado por Juan Pablo II coincide con el discurso utilizado por los nuevos responsables de la Conferencia Episcopal, elegidos el pasado mes de febrero, que han dado carpetazo al agresivo lenguaje, en ocasiones hasta apocalíptico, utilizado por Ángel Suquía, que dirigió esa institución eclesial los últimos seis años.

La propuesta de diálogo con la sociedad lanzado por el equipo que dirige el arzobispo de Zaragoza, Elías Yanes, fructificó pronto: hubo firma de acuerdos con el Gobierno -estatuto laboral de profesores de religión y de atención religiosa en prisiones, prácticamente cerrados por el equipo saliente- horas antes de que comenzara la campaña electoral sin que el Partido Popular (PP), que estaba informado de las negociaciones, pusiera el grito en el cielo. Esta línea de actuación ha sido seguida por el Papa durante su cuarto viaje a España, en el que recibió al presidente del Gobierno en funciones, Felipe González, y al presidente del Partido Popular, José María Aznar, su mujer y sus tres hijos.

Neopaganismo

Las fuentes gubernamentales consultadas subrayaban ayer cómo el Papa ha difundido su "mensaje" sin acritud. Juan Pablo II ha denunciado una "crisis de valores", pero sin mencionar en ningún momento el "neopaganismo" que, a su juicio, invade la sociedad española, como hizo durante la visita ad limina -que han de hacer cada cinco años los obispos- en el último trimestre de 1991 por los prelados de las provincias eclesiásticas de Valladolid, Valencia y Santiago de Compostela.

También ha llamado a las familias a defender "el derecho a una escuela católica, auténticamente libre, en la que se imparta una verdadera educación religiosa", lo que, contribuirá, dijo, a preparar a ciudadanos "dispuestos a construir una sociedad que sea cada vez más justa, fraterna y solidaria". Pero no hubo oraciones subordinadas, según las fuentes gubernamentales consultadas, como la que, también a finales de 1991, llevó al obispo de Roma a criticar al Gobierno. Entonces denunció "las restricciones legales" que, a su juicio, se imponía a la enseñanza católica.

Ahora, cuando el episcopado reclama soluciones para que los centros concertados y asistenciales queden exentos de pagar el catastro, como ocurría hasta el presente ejercicio económico, el Papa ha guardado silencio. Algo ha cambiado. Incluso RTVE ha emitido 27 horas en directo de los actos del Papa, para unos dos millones de telespectadores.

Respaldo al episcopado

Las botonaduras de las sotanas de los obispos españoles no saltaron, pero casi. Han sacado pecho durante cinco días, los que ha durado la visita del Papa. Estaban sorprendidos ante el despliegue realizado por los medios de comunicación. Por ello, a buen seguro que sugirieron a Juan Pablo U que improvisara unas palabras de agradecimiento a los profesionales de la información durante su discurso de despedida. Además, la percepción, tanto de los analistas como de los propios obispos, es que en este viaje, el Papa ha dado su respaldo al nuevo equipo dirigente de la Conferencia Episcopal. No podía ser menos. Elías Yanes, presidente de la Conferencia y arzobispo de Zaragoza; Fernando Sebastián, vicepresidente, y José Sánchez, secretario, volvieron con las bendiciones de Roma, donde acudieron al poco de ser elegidos para reafirmar su unión con el Pontífice.Volvieron reforzados. La prueba: negociaron con el Gobierno socialista y el Vaticano tardó menos de 48 horas en dar su visto bueno a los acuerdos firmados el 20 de mayo, a unas horas del comienzo de la campaña electoral. El Papa, durante su encuentro con el episcopado, apeló a la unidad, como no podía ser menos, y alentó a los prelados a no acobardarse "ante los poderes mundanos" y las "críticas" a la hora de difundir "la doctrina verdadera". Pero luego, en la comida, brindó por la Conferencia y su presidente, Elías Yanes.

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