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"La música es pintura con sonidos", dice Jean-Michel Jarre

El compositor francés presenta su último disco y anuncia su gira por España

"Siempre me ha encantado la idea de actuar en España porque me gusta la idea de una comunidad latina y mediterránea, para defendernos del dominio anglosajón", afirma el músico francés Jean-Michel Jarre, que durante su estancia en Madrid ha anunciado sus conciertos en Madrid, Barcelona y Santiago de Compostela a finales de septiembre, mientras habla de su último disco, Chronologie. "Cada ciudad tendrá su concierto exclusivo, con una escenografía especial", dice el músico, preocupado por el componente visual de su obra y por la implicación de cada comunidad local en sus espectáculos.

Hijo del compositor Maurice Jarre y esposo de la actriz Charlotte Rampling, la biografía de Jean-Michel Jarre está marcada por las grandes cifras. En 1976, su disco Oxygène batió récords de venta millonarios en Francia y Estados Unidos. Tres años más tarde, un millón de personas presenció su célebre concierto de la plaza de la Concordia, en París.En 1981, sus actuaciones en Pekín y Shanghai le convirtieron en el primer músico occidental que actuó en la China post-Mao. En 1983, subastó el único ejemplar de su Music for supermarkets. En 1986, un millón y medio de personas asistió en Houston al concierto que conmemoraba el 150º aniversario de la fundación de esta ciudad y, las bodas de plata de la NASA.

Pocos meses después, en Lyón, la ciudad donde nació el 24 de agosto de 1948, otro recital mastodóntico con motivo de la visita del papa Juan Pablo II. Todo muy lejos de aquellos comienzos como estudiante de contrapunto, fuga y armonía en el conservatorio de París y de sus pinitos en el mundo de la música electroacústica con su primer disco, The cage (1969). Hoy, la música de Jean-Michel Jarre busca imágenes y multitudes.

"Siempre he considerado la música como pintura con sonidos", dice Jarre, que se encuentra en Madrid para hablar de su último disco, Chronologie, y de sus tres actuaciones en España el próximo otoño.

"Trabajo con sintetizadores porque son los primeros instrumentos que permiten mezclar sonidos, como la paleta del pintor, y busco un formato diferente al concepto clásico del rock, cuyo aspecto visual apenas ha variado desde Elvis Presley a Michael Jackson. Mi idea es integrar la música con las demás artes, con la arquitectura, con el ambiente", declara.

Para su próxima gira de conciertos en Europa, Jean-Michel Jarre ha creado una escenografía de 150 metros de largo por 24 de alto, de 2.500 millones de pesetas de presupuesto una especie de ciudad dentro e la ciudad, diseñada especialmente para cada lugar, con láser, rayos enfocados al cielo con un alcance de 5.000 metros y diapositivas en igual número. ¿Y la música?

Música e imagen

"El que en un concierto se utilice la imagen no tiene por qué disminuir el impacto de la música", dice Jarre. "Los finales de siglo siempre están marcados por lo espectacular, como en el XIX, con los grandes montajes operísticos. No creo que la música necesite imágenes, simplemente trabajo en un concepto global".Y el compositor habla de su relación con el movimiento rave -"organizaban fiestas dispares con concepto músico-visual diferente. Han llegado a llamarme el padrino del rave", dice-, mientras continúa defendiendo sus tesis con respecto a su forma de presentarse ante el público: "Me gusta crear un ambiente que permita disfrutar con todos los sentidos y no centrarlo en un solo punto. En los recitales de rock, ves a tu cantante favorito del tamaño de una hormiga. Hay que tener respeto a esas audiencias que van a un espectáculo, que quieren vivir una experiencia única, como una tarde de circo o un solo de Jimi Hendrix. Pretendo que cada audiencia tenga un espectáculo original e irrepetible, que se pueda compartir".

Jean-Michel Jarre parece empeñado en dejar claro que su montaje no es Hollywood, que su equipo es familiar y sentimental, que trabaja pensando en la calle, que no es un artista rodeado de tecnología, que prefiere una forma latina y mediterránea de comunicar, que también toca en pequeños clubes, que... "Que no es lo grande por lo grande", termina.

"Normalmente, un artista es un ir y venir entre su meta y su identidad. Lo único que intento es dar más a la gente a través de la música, que es creación de ilusiones, y de los sintetizadores, que tienen el mayor poder de evocación".

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