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GUERRA EN LOS BALCANES

Mendiluce o la defensa de los civiles

El día en que llegó a Zagreb, hace 18 meses, irritó a más de un periodista con su neutralidad frente a las fuerzas enfrentadas en el conflicto, entonces aún limitado a Croacia. Creyeron que Jose María Mendiluce, recién nombrado responsable del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), iba a ser uno más de esos burócratas internacionales que, con su exquisita equidistancia de víctimas y verdugos, manifiesta su indiferencia por la suerte del pueblo para el que dice trabajar. Nada más lejos de la realidad.Este donostiarra de 41 años, que comenzó a trabajar para organismos internacionales apenas concluida la transición española, llegó a Croacia seseando y llamando carro a su automóvil, dejes de su larga estancia en Centroamérica como responsable del ACNUR en aquella zona. Había participado ya en labores humanitarias en Angola y en el Kurdistán.

Pero su estancia en los Balcanes habría de ser su experiencia más terrible. Pronto vió que los sufrimientos de la población civil no eran aquí como en otras guerras una consecuencia más de la guerra, sino el objetivo primordial de la misma. El terror y el hambre son los medios para la creación sistemática de refugiados, para la ahora llamada limpieza étnica.

Neutralidad y justicia

Con una increíble capacidad de trabajo, Mendiluce organizó los suministros de alimentos que, protegidos por los cascos azules, han salvado la vida, al menos provisionalmente, a centenares de miles de víctimas. Pero pronto Mendiluce se vió convertido en jefe de la única instancia no militar de la ONU en Croacia y Bosnia y dirigiendo negociaciones que le hicieron ver el enorme cinismo y el desprecio por la vida de los caudillos de esta guerra. Pronto empezó a sufrir ante la ignorancia e indiferencia de la comunidad internacional y su falta de coraje para hacer frente a los responsables de los crímenes de que era testigo.

Un día, algún ciudadano de Sarajevo se le acercó y le dijo: "Usted no debe ser neutral, usted debe ser justo", recuerda. Mendiluce comenzó a hacer labor humanitaria, no tras una cortina de silencio que no incomodara a las partes implicadas, sino con la denuncia pública de los crímenes y sus autores. Esto ha incomodado a los dirigentes occidentales deseosos de dar la impresión a sus propias sociedades de que están haciendo algo por solucionar la crisis cuando sólo han apaciguado a los verdugos e ignorado a las víctimas. Pero le ha granjeado la admiración de aquellos que creen en ciertos principios básicos y en la necesidad de defenderlos contra la barbarie.

Este informe ha sido elaborado por Miguel Ángel Villena, con informaciones facilitadas por Hermann Tertsch, Alfonso Armada, Lluís Bassets y Rodrigo Fernández.

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