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La muerte espera en la tierra prometida

8 chinos de un grupo de 300 mueren ahogados cuando tenían al alcance la costa de EE UU

Antonio Caño

En uno de los espectáculos más conmovedores vividos nunca en este país de inmigrantes, adonde más de un millón de personas llega cada año en las circunstancias más insólitas, ocho ciudadanos chinos murieron en un intento masivo de ganar a nado las costas de la libertad después de un penoso viaje en barco durante 112 días desde la provincia china de Fujian.

El carguero Golden Ventura, de matrícula hondureña, fue detectado por los guardacostas norteamericanos en la madrugada del domingo cuando se aproximaba a las costas de Nueva York, en el área de Rockaway Beach, frente a las poblaciones de Queens y Brooklyn, dos testimonios de antiguas emigraciones.Cuando los policías comunicaron por megáfono a los ocupantes del Golden Ventura que permacieran a bordo del barco, decenas de pasajeros chinos se arrojaron al agua para evitar su detención. Uno tras otro se deslizaron de un cabo y se echaron a nadar en aguas a una temperatura inferior a los diez grados de temperatura, aprovisionados de pequeñas mochilas y bolsas de plástico.

Sólo 25 de ellos consiguieron llegar a la costa con la fuerza suficiente para seguir corriendo y desaparecer entre los rascacielos de Brooklyn. Todavía no han sido detenidos. Los demás llegaron exhaustos a la playa.

Los cuerpos de seis de ellos fueron rescatados cuando ya flotaban a merced de un intenso oleaje. Otros dos murieron en el hospital al que fueron trasladados después de llegar a la playa. Varias decenas más decidieron quedarse a bordo del barco en el que viajaban y fueron rescatados por los guardacostas, hasta completar la cifra de 295 detenidos, casi todos hombres muy jóvenes. Todos ellos pidieron asilo político en Estados Unidos.

Peligroso y caro

La aventura de estos emigrantes, además de peligrosa, resultó cara. Cada uno de los pasajeros del Golden Venture tuvo que -pagar entre 25.000 y 35.0100 dólares -entre tres y cuatro millones de pesetas- a las organizaciones dedicadas al tráfico de emigrantes.Las autoridades norteamericanas reconocen que esa práctica, a menor escala, es habitual entre las comunidades chinas de Nueva York y de la costa oeste desde hace varios años. Hace una semana fueron encontrados en Jersey City, a bordo de una balsa, 57 chinos que habían viajado hasta las costas norteamericanas en otro barco de coyotes (traficantes de inmigrantes) orientales. En las costas californianas se han dado en las últimas semanas dos intentos de descargar ilegalmente mercancía humana procedente de China.

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Algunos de los que llegaron el domingo a Nueva York aseguraron que el Gobierno comunista chino los condena al hambre por razones políticas. La pasada semana el Gobierno de Bill Clinton solicitó al Congreso la concesión del trato de nación más favorecida a China, lo que implica el reconocimiento por parte de Washington de que ese país cumple las condiciones necesarias en materia de derechos humanos.

Los responsables del servicio de emigración estadounidense informaron ayer que tienen noticias de que cientos de barcos cargados de emigrantes se preparan para zarpar desde China en las próximas semanas, lo que podría provocar una situación de emergencia. El Gobierno estadounidense no los reconoce como exiliados políticos sino económico y, por tanto, se niega reiteradamente a concederles el estatuto de refugiados.

En el caso de los casi trescientos chinos que intentaron desembarcar el domingo, las autoridades han decidido mantener bajo custodia mientras los jueces tramiten sus demandas de asilo para evitar que puedan escapar al control policial. Se pretende así disuadir a otros de que emprendan la misma aventura.

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