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Los serbios de Bosnia bombardean el enclave 'protegido' de Gorazde y rechazan a los observadores de la ONU

Las milicias serbias continuaban ayer con absoluta impunidad el bombardeo al que tienen sometido desde hace una semana el enclave musulmán de Gorazde, en Bosnia oriental, una de las seis zonas declaradas bajo protección de las Naciones Unidas. Cinco observadores militares llevan una semana intentando conseguir el permiso del jefe militar de los serbios de Bosnia, Ratko Mladic, para acceder al lugar. Mladic "no está disponible", y mientras tanto en Sarajevo se aguarda con angustia el desenlace de la ofensiva. La capital bosnia ha sufrido durante el fin de semana ataques artilleros esporádicos y un incremento de la actividad de los francotiradores.

Según las informaciones llegadas desde Gorazde por radio, la ciudad sufría ayer intensos ataques de artillería pesada tanto en las líneas defensivas bosnias como en el propio centro urbano, donde viven 70.000 personas. El director del hospital hizo el sábado un angustioso llamamiento al general Philippe Morillon, jefe de las Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas en Bosnia (Unprofor), para que los cascos azules intervengan con celeridad. Los heridos han desbordado el centro sanitario y las reservas de comida y medicamentos están a punto de agotarse.Los mandos de Unprofor se han limitado a seguir su mandato: intentar conseguir el permiso de las partes implicadas para que cinco observadores militares entren en Gorazde. Naturalmente, lo que menos desean los serbios en este momento es tener testigos de lo que allí sucede. Ni los ruegos de Morillon ni la visita, el pasado viernes, de los mediadores internacionales David Owen y Thornvald Stoltenberg han conmovido a sus líderes. Radovan Karadzic afirma sin sonrojarse que él no puede hacer mucho: todo depende del jefe militar, Ratko Mladic. Y en el cuartel general de Pale, la respuesta es siempre la misma: "El general MIadic no está disponible".

Unprofor queda así como un juguete en manos serbias. La resolución aprobada el viernes por el Consejo de Seguridad no ha cambiado la situación.

La actuación de Unprofor está recibiendo duras críticas por parte del Gobierno y de la opinión pública. A ojos de Bosnia, Gorazde se ha convertido en el paradigma del fracaso de la política de zonas protegidas.

La población de Sarajevo espera con angustia la caída del enclave. La capital bosnia ha sufrido el fin de semana ataques artilleros esporádicos desde las posiciones serbias. En la tarde del sábado varios edificios de la zona centro fueron el objetivo de los morteros y las alarmas sonaron en dos ocasiones. Los vuelos en el aeropuerto de Sarajevo se reanudaron ayer, tras cuatro días de suspensión por el ametrallamiento de un avión el pasado miércoles.

El resto del mapa de Bosnia sigue siendo un laberinto de enfrentamientos. Los más graves han tenido lugar en Travnik (Bosnia central) entre el Ejército bosnio (BiH) y el Consejo de Defensa Croata (HVO). Los combates comenzaron en la tarde del sábado, inmediatamente después de la firma de un alto el fuego entre los respectivos mandos militares. También en Jablanica y en Mostar, en la Herzegovina, croatas y bosnios intercambiaron fuego artillero. Por último, en el norte de Bosnia, los serbios han atacado de forma esporádica las ciudades de Maglaj y Brcko.

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