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Alemania sufre la peor situación económica en 20 años, con una caída del 3,2% en el PIB

Alemania sufre un declive económico sin precedentes en los últimos 20 años. Así de rotundos se manifestaron ayer analistas y altos cargos del Gobierno alemán a la vista de los datos sobre la evolución económica en el primer trimestre. De acuerdo con dichos datos, el producto interior bruto (PIB) de la antigua RFA disminuyó un 3,2% en los tres primeros meses del año respecto al mismo periodo de 1992, una cifra desconocida desde 1975.

Pese a la gravedad de la situación, el banco central alemán, Bundesbank, mantuvo ayer los tipos de interés oficiales, vigentes desde el 22 de abril.El ministro alemán de Economía, Günter Rexrodt, no ocultó lo delicado del momento por el que atraviesa la gran potencia económica del continente: "De continuar así las cosas", aseguró, "podemos entrar en una crisis más grave que la de los años 1960-1970, e incluso de comienzos de 1980".

La advertencia de Rexrodt encontró eco, incluso amplificado, entre los analistas de grandes entidades como el Dresdner Bank -la segunda entidad crediticia privada del país .Rolf Schneider, analista de este banco, resumió el momento económico afirmando que "tras diez años de la primera crisis económica, los alemanes occidentales se ven en una gravísima situación".

La cascada de cifras publicadas ayer por la Oficina Federal de Estadísticas respaldaban el pesimismo del responsable de Economía, así como de los expertos: si el valor de todos los bienes y servicios producidos en la ex RFA (PIB) disminuyó un 3,2% en el primer trimestre, la caída en el valor de lo producido por los nacionales y los residentes -Producto Nacional Bruto- llegó al 3,7% en el mismo periodo.

El mal cariz que ha tomado la economía alemana impregna otros muchos indicadores. Así por ejemplo, entre los meses de enero y marzo, la caída en la inversión en bienes de equipo ha sido espectacular: un 14,8%, la mayor desde la gran crisis del petróleo de 1974; el consumo privado ha disminuido un 1% en el último año; las importaciones han caído un 6,3%; las exportaciones un 5,4% y el desempleo ha crecido en 394.000 personas.

Expectativas de recuperación

Incluso aunque se confirmen las expectativas de recuperación en el segundo semestre -algo que los especialistas vinculan al descenso en los tipos de interés-, será muy difícil que Alemania olvide este ejercicio. Según adelantó el secretario de Estado de Economía, Johann Eekhoff, para el conjunto del año el retroceso del PIB alcanzará un 1,5% respecto a 1992, ejercicio en el que creció un 1, 5%.

La mala coyuntura por la que atraviesa Alemania, reconoce el Gobierno, retrasará inevitablemente el proceso de reconstrucción de la ex RDA.

Frente al pesimismo de los responsables del Ministerio de Economía y de analistas como Peter Pietsch (Commerzbank), que han llegado a calificar la situación como "el retroceso económico más grave que vive el país desde la Segunda Guerra Mundial" otras voces también teñidas de autoridad, han restado dramatismo a la situación.

Entre los que todavía mantienen cierto tono de optimismo se encuentra el presidente del Bundesbank, Helmut Schlesinger. Ante un auditorio formado por responsables de cajas rurales y populares de Alemania, Schlesinger afirmó en la noche del miércoles que "sólo podemos hablar de una profunda crisis económica cuando se sigan cometiendo graves fallos en la política económica del país".

Schlesinger, aún reconociendo que el país atraviesa una fase de ralentización económica, ha afirmado que considera ésta coyuntural, y en ningún caso más duradera que las experimentadas en los años 1973-1975 y 1980-1982, según informa France Press.

Probablemente como fruto de ese convencimiento, el consejo del banco central alemán volvió a defraudar ayer a quienes solicitan nuevas reducciones en los tipos de interés en Alemania, y en su reunión quincenal decidió mantener invariables los tipos de interés oficiales vigentes desde el pasado 22 de abril. El tipo de descuento continúa situado por lo tanto en el 7,25%, y el tipo lombardo en el 8,5%.

Helmut Schlesinger había adelantado en cierta forma la decisión del consejo del Bundesbank ya el pasado miércoles, cuando aseguró una vez más que el banco central tiene el propósito de mantener su política orientada fundamentalmente a frenar la inflación.

Dicha meta, explicó, se conseguirá si se logran consolidar las finanzas públicas y se frenan las subidas de precios y salarios.

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