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La Feria del Libro de Madrid alcanza 500.000 visitantes durante el fin de semana

Largas colas en el Paseo de Coches del Retiro en busca de las firmas de 250 escritores

Guillermo Altares

Para los autores, editores, libreros o lectores que participan, la Feria del Libro de Madrid tiene mucho de ritual. "Me divierte, es como comer turrón en Navidad. Sé que a finales de mayo siempre me toca ir a firmar", asegura el ensayista Fernando Savater, uno de los cerca de 250 autores que ha pasado por el Paseo de Coches del Retiro durante el primer fin de semana de esta Feria 1993, inaugurada el viernes. Este año la feria ha batido su propio récord de asistencia, con medio millón' de visitantes durante el fin de semana, según cifras de sus organizadores.

A pesar (le que las cifras de lectura representan un dolor de cabeza constante para el sector del libro, la feria constituye una curiosa concentración de obras y compradores. En esta edición, gracias a la inestimable colaboración del tiempo, la afluencia. ha sido masiva. Algunas casetas han sufrido verdaderos asedios de público. Arturo Pérez Reverte, con su última novela, El club Dumas (que ha vendido en una semana los 40.000 ejemplares de la primera edición), y Antonio Gala, qué presenta una colección de textos sobre-el amor, El águila bicéfala, y una novela, La pasión turca, se: empiezan a perfilar como los autores más vendidos de esta edición."Me gusta ver los libros. Vengo todos los años a darme una vuelta y siempre compro" señala una de las muchas personas que ha esperado más de media hora de cola para llevarse a casa una rúbrica de Pérez Reverte. "Le conozco por su programa de Radio Nacional, La ley de la calle, y ya que estoy aquí me apetece tener un libro firmado".

Contactos

Para muchos autores, la Feria representa una oportunidad única para entrar en contacto con el público. "Es muy divertido porque es una forma de ver a la gente, de escuchar sus comentarios, de saber cuáles son los libros que prefieren. También es muy útil para situarte, ya que a veces te confunden con otro autor", señala el novelista Javier Marías. Jorge Herralde, director de la editorial Anagrama, también cree que la feria permite saber cómo respiran los lectores. "Es un buen observatorio. Hay gente que pregunta por novelas que todavía no han salido y ves que siguen de cerca a determinado autor. Otros se interesan por libros de hace 15 años, que ya están descatalogados. Además es un placer ver todo el fondo reunido", afirma. Librerías como Crisol, Antonio Machado o La Casa del Libro coinciden en las obras que se están llevando el gato al agua: además de los autores citados está Parque jurásico de Michael Chrichton (llevada al cine por Steven Spielberg); el libro de José Luis de Vilallonga sobre el rey Juan Carlos; las últimas novelas de, Álvaro Pombo, La aparición del eterno femenino, según Su Majestad el Rey, o de Juan Madrid, Días contados, y el católogo de la exposición de Antonio López. Incluso las casetas que exponen géneros más alejados del gran público, como la poesía o los clásicos griegos y latinos, se muestran optimistas. "Platón, Aristóteles, en general toda la colección de clásicos se está vendiendo muy bien", señala un responsable de la editorial Gredos.

Entre los comics, uno de los históricos de los tebeos españoles, Ibáñez, dibujó el sábado cientos de mortadelos y filemones con motivo de la presentación en la feria de El último cate, la más reciente entrega de las aventuras de los detectives hispánicos por antonomasia. "Los comics tienen cada vez más presencia en la feria", señala Mario Ayuso, librero y editor de Cálvin y Hobbes, una tira cómica norteamericana que ha conseguido una excelente acogida, entre otras cosas gracias a la constante presencia entre el público de muñecos que recrean a sus protagonistas.

Algunos autores aprovechan para darse una vuelta después de cumplir con la firma, aunque otros, como Fernando Savater, creen que la feria "está dirigida fundamentalmente a los que, no compran habitualmente libros".

Para muchos visitantes, sobre todo los más jóvenes, uno de los principales obstáculos son los ceros que suelen acompañar a los libros en sus etiquetas. "Aunque te descuenten el 10%, los precios son muy altos", afirma un estudiante de Derecho.

Entre 439. casetas hay realmente donde elegir: librerías esotéricas, ministerios Y organismos oficiales, los grandes monstruos de la edición en España (también alguno del extranjero), como la colección Penguin, vendedores de enciclopedias, especialistas en el libro infantil o en los libros para los que no leen, pequeñas y grandes librerías, y, sobre todo, autores para todos los gustos.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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